sábado, 19 de julio de 2014

Capitulo 54 (FINAL FINAL)

La combinación de sentimientos que sentí en esos momentos me hizo sentir atada y a la vez liberada. La idea de tener la fortaleza y seguridad de Harry sobre mí me hacía afrontar con más facilidad la idea de que Louis se encontraba en un estado crítico. Por otro lado, la idea de recuperar a mis hermanos me atormentaba cada dos por tres con millones de sonrisas que reprimía por encontrarme en una sala privada de un hospital privado con una seguridad privada de la cual solo unos pocos eran conocedores.
Eleanor estaba dentro de la habitación, con Louis. El médico nos dijo, a Harry y a mi, que con suerte, con un lavado de estómago valdría. Pero, aún así, el hecho de que estuviésemos ahí ya era un mal presentimiento.
Me sudaban las manos continuamente, y mi cuerpo estaba totalmente cansado, por lo que aveces mi cabeza caía al hombro de Harry inconscientemente. Él me acariciaba la mejilla, y me daban ganas de acurrucarme más, pero luego me acordaba de la situación y reaccionaba.
Cuando habían pasado unas cinco horas, Eleanor entró en la sala de espera con los ojos hinchados y con una medio sonrisa en la cara.
-Ya está estable. Me ha dicho el médico que se despertará en una media hora, como mucho.
Cuando terminó de decirnos aquello, fue como si el mundo se le hubiese venido encima, empezó a sollozar, e inmediatamente me acerqué y la abracé lo más fuerte que pude. La lleve a una sillón de la sala de espera y me puse en cuclillas para no soltarla. Le quité las lágrimas de la cara y le siseaba cada dos minutos, le pedí a Harry que trajese manzanilla de la cafetería y me quedé sola con ella.
-Cielo, ya paso, ¿vale?  Ahora él esta bien y cuando este despierto hablaremos con él, no te...
-No, no quiero hablar con él. - sus palabras salían entrecortadas - Me ha hecho pasar una noche de locos, ¿sabes? no es la primera vez que toma de eso, han pasado dos, y gracias a Dios, la primera vez no paso nada, me dijo que solo era por probar, y ahora..
-Ahora está bien, ¿vale? Habría sido mejor si no se hubiese dado cuenta de esta manera, pero, cielo, él te quiere, y si le explicas cómo te hace sentir esto, él lo comprenderá. De verdad, no te rindas. E igual yo también hablaré con él...
Se me quedó mirando un buen rato, hasta que al final, logré que sonría y me abrazó, nos quedamos así hasta que vino Harry con la infusión. Nunca la había visto de esa manera, me dio miedo que se hundiese por ese momento, o que tomase decisiones que igual le habrían afectado de una peor forma. Quise poder no sentirme culpable... Pero lo era, lo soy. Si hubiese tratado de hablar con Harry antes de que saliese de ese modo con Louis para yo que sé qué, no hubiésemos llegado a tal punto de ir a un hospital.
-Chicos, ¿sois amigos de Louis Tomlinson, no? - dijo una enfermera que miraba de reojo a Harry.
Asentimos y nos llevo a la habitación de Louis, estaba un poco adormilado pero tenía los ojos abiertos. Lo primero que hice al verlo fue dedicarle una sonrisa y esperar a que pudiese reaccionar a nuestra presencia, Eleonor empezó a llorar otra vez cuando él levanto la mano y le sonrió.
-Mi amor... Lo siento mucho, no quería... No quería haber llegado a este extremo, de verdad. Esto...
-No importa, solo... Promete que no lo volverás a hacer, porque esto me mata Louis... Yo..
Sentí que ni Harry ni yo teníamos que presenciar esa escena, pero no nos quedaba otra, ambos, de la misma manera, queríamos estar con él, saber cómo se encontraba y poder aclararlo todo de una.
Después de que se dieran un beso, sentí como la mano de Harry sostenía la mía con fuerza y yo le correspondí, le miré, y vi que seguía teniendo los ojos rojos y brillantes, a punto de llorar. Se sentía culpable, al igual que yo.
-No es tu culpa - le susurre de modo que solo me escuchó él -, él está bien, y tu también. Eso es lo que cuenta, ¿de acuerdo?
Asintió y me besó dulcemente la frente.
-Ladronzuela... Por lo menos ha servido de algo el estar aquí.
-Anda, cállate... Habríamos acabado igual aún no habiendo estado aquí. Esto podría haberse suprimida de "nuestra historia de amor" - dije sarcásticamente.
-¿Que tal estas, Tomlinson? - le preguntó Harry en un tono tímido.
-¿Qué te pasa? ¿A ti también te afectó? Harry... Lo siento, debí haberme controlado y no...
-¿Estas loco? Esto es culpa mía, no debí llevarte a ningún lado anoche... Estaba... Estaba desesperado por... - sentí como cada vez apretaba más mi mano, yo hice lo mismo, para que tuviese claro que estaría con él, pasase lo que pasase. 
-El, ¿vamos a tomar un café?
-Sí... Sí claro, cielo vendré al mediodía, tengo una sesión en pocas horas. Te quiero.
Le da un beso de despedida, y yo le doy otro a Harry.
-Te veo luego - le dije, y me costó poder soltarle la mano mientras miraba sus ojos totalmente hundidos en culpabilidad -, te amo.

Me acerco a la mesa y me siento inesperadamente en frente de Liam, le sonrío y veo su cara de preocupación y sorpresa a la vez.
-¿Que tal estas? - me dice mientras me coge de la mano y la acaricia.
-Un poco disgustada, la verdad... Creí que a estas horas ya sería una mujer casada.
Él empieza a reír y yo le doy un pequeño golpe en la mano.
-Creéme mejor que no hubieras estado presente cuando se presentó Mike de improvisto...
-¿Mike? Pero si me dijo que no vendría... Que tenía no se qué reunión con un arquitecto.
Liam me cuenta todo lo que pasó, desde que entre en la ambulancia hasta que llegaron al hospital. Al parecer, Mike empezó a echarle la culpa a Harry de lo que había pasado, y quiso subir a la ambulancia conmigo, no dudó en hacerse notar ante los invitados diciendo que ya no había boda porque Harry me había hecho no se qué. Inmediatamente siento como mis mejillas enrojecen de rabia y me dan ganas de encontrármelo para poder encarar las cosas con él.
-Creí que las cosas ya estaban claras entre nosotros...
-Al parecer... Al parecer... bueno... según Harry...
-¿Qué? ¿Paso algo más? Joder Liam, dímelo.
-Según Harry iba colocado.
Entonces siento como todo se vuelve a desmoronar, me levanto de la silla bruscamente y siento un leve mareo, me recompongo y salgo del hospital con mis hermanos de la mano.
Llamo a un taxi y le digo la dirección de nuestra casa.
No puedo si quiera creer que él haya podido volver a consumir, después de todo lo que paso en su momento. Se supone que uno llega a la edad de madurar, una edad en la que ya cuentan las elecciones, se supone que él ya había madurado y que había dejado atrás esa etapa de su vida. No tengo intenciones de tener que volver a hablar con él sobre lo mal que le sienta a él o en general. ¿Cómo puede ser tan estúpido?
Cojo el móvil y llamo a Harry.
-Fui a comprarte una cosa a la tienda de abajo del hospital, ahora...
-Estoy yendo a casa, con Emma y Bill, ¿sabes donde está Mike?
-¿Qué? Cielo, acabas de salir de urgencias... Mike se fue a casa hace un par de minutos, he estado hablando con él.
-¿Y a que conclusión has llegado?
-Hablamos en casa, voy a coger el coche, nos vemos allí, te quiero.
Y cuelga. Si él ya habló con Mike, creo que no tengo de qué preocuparme... Creo. Supongo que habrá sido un mal entendido. Ahora me arrepiento de haber dejado a Liam solo en la cafetería. Me gustaría volver, pero ya estamos llegando a la zona de residencia dónde vivimos.
La casa en la que vivimos ahora la compramos dos años después de que mi tía fuese arrestada por sus delitos. Le condenaron por seis años, le cayó solo el "secuestro", y luego presentamos una denuncia y tenemos una orden de alejamiento de un radio de un kilómetro. No quise saber nada de ella, ni si quiera cuando la vi por primera vez después de esos cinco años en los que no supe nada de mis hermanos. Tuvimos mas de diez presencias en juicio, y cada vez que me veía intentaba explicarme por qué lo había hecho, pero a mí, el solo acto de verla me provocaba nauseas y ganas de llorar. Nunca pude creer del todo lo que me había hecho... Hasta que la última vez que la vi, ni me miró y solo se acercó a Niall, quien me acompañaba las veces que no podía Harry, y le entregó la carta que aún conservo y releo de vez en cuando, como esta mañana, antes de prepararme para lo que iba a ser mi boda.
"Solo quiero que comprendas por qué hice lo que hice. No voy a esperar a que me perdones, porque es meramente imposible, yo aún sigo sin perdonarme. He hablado con el señor Quendeck y parece una persona bastante amable y humilde... Me recuerda a mi hermano, a tu padre, e incluso al mío.
Quiero aclararte varios puntos, aunque llegados a estos momentos dudo que puedas creerme. Si me llevé a Em y a Bill, fue porque pensé que tú ya habías hecho tu vida, que ya no nos necesitabas, que habías salido de tu cúpula y que no tenías por qué ocuparte de ellos, o de la casa o de lo que sea que obtenga una responsabilidad superior a una chica de solo dieciocho años. Ahora te veo, y me arrepiento de cada cosa que pensé. Sé que fui yo quién te incito a salir con esos chicos, que fui yo quien de alguna manera te empujó a dividir tu vida y hacerte elegir entre una de ellas. Pero me ceñí al plan de tener a tus hermanos a mi cargo y cuando me enteré de que tus padres tenían todos los papeles en regla desde que cumpliste los quince años... Se me vino todo encima, pensé que ya no dependerías de mí, que me dejarías o cualquier cosa... Aproveché la ocasión en la que no estabas en casa para poder escapar con ellos antes de que te enterases de todo lo que te venía encima. Fui egoísta, y ahora me digo que debía haberlo hablado contigo en vez de actuar como lo hice. 
Estaba demasiado desesperada... Supongo que era por la presión que tuve al haber sido la hermana pequeña de tu padre, él era el mejor en todo y yo solo era la que tenía que seguir sus pasos... Perderos habría sido como otro punto en mi contra por no haber podido llegar a ser lo que él fue. 
Lo echo de menos constantemente, y a tu madre también. Ahora supongo que tendré muchísimo más tiempo para poder pensar en ellos y sufrir lo que me toca por haberte causado este daño.
Te pediría perdón si sirviese para algo... Sé que es imposible un perdón así. Espero que sepas que te quiero, y a los chicos también. 
Con mucho arrepentimiento, tu tía Laura Dayle, que espera que algún día vengas a verla"

Y ya esta, no quise responderle, no quise ir a visitarla, no quise saber nada de ella, y al parecer se lo tomo como una regla. Ella ya no nos tenía como familia, ni nosotros a ella. Los señores Quendeck son ahora como mis abuelos o incluso mis padres, se llevan genial con mis hermanos y les debo demasiado como para apartarlos de mi vida. Lo mismo podría decir de Mike, pero han cambiado tantas cosas.
Cuando estoy saliendo del taxi, saco los billetes que tengo en el bolsillo del pantalón de Reneé y me doy la vuelta observando a mis hermanos correr hacia el portón negro que nos separa de las demás zonas de residencias. Cuando abro, mi sorpresa es aún mayor al ver a Mike con un traje sencillo y algo arrugado sentado al pie de la puerta de nuestra casa.
-Mike... - suspiro sin darme cuenta y me acerco a darle un abrazo.
Aunque haya hecho lo que hizo, sigue siendo mi amigo, uno de los mejores. Lo estrecho entre mis brazos y siento como si nada hubiese cambiado como si siguiésemos siendo esos adolescentes de quince años perdidamente enamorados el uno del otro, como si nada de lo que tenemos vivido haya repercutido en nuestra historia.
-Lo siento - dice separándose de mí -, me pudo la rabia y... No sé, todavía me cuesta asimilar que ya no te tendré jamás.
-Me tendrás, somos amigos, creo que vale la pena continuar con eso, ¿no?
-Sí, y bueno... -mira detrás de mí y yo sigo su mirada.
-Oh bueno, ya estáis aquí todos  - dice mientras me sonríe.
Ambos tenemos la misma edad, ambos hemos pasado los treinta, ambos hemos vivido muchas cosas juntos, y aunque haya pasado más de seiscientos días observando su sonrisa, sigue siendo una de las cosas más maravillosas que veré durante toda mi vida, no me cansó de ese hoyuelo que se le forma al hacerlo, no me cansó de él en absoluto.
-Styles, pensé que sería mejor disculparme como es debido. - dice Mike mientras me mira.
-Tienes toda la razón. ¡Bill!
-¿Qué pasa, mufasa? - mi hermano aparece con la camisa manchada de barro y con una pelota de fútbol entre las manos - ¿Te unes? - le ofrece a Mike.
-Bueno, pero ve admitiendo que vas a perder.
Nos hace un pequeño gesto y se va con mis hermanos. Me giro de nuevo para ver a Harry, y me lanzó a sus brazos, no me canso de su olor, ni de su tacto, no me canso de tenerlo entre mis brazos, no me canso de nada de lo que tenga que ver con él. Es sencillamente mi mejor elección. Él es mi mitad, y aunque haya tenido que pasar todo lo que hemos pasado para darnos cuenta de que nos necesitamos mutuamente, no lo cambiaría por nada.
-Esta noche - me susurra al oído -, he llamado a unos contactos y... Nos casamos esta noche.
Le miro desconcertada. ¿Esta noche? No sé dónde estará mi vestido, y tendría que avisar a Eleanor y a los señores Quendeck y...
-¡Harry! No puedo planearlo todo con menos de diez horas en mi mano - le replico en bajo, él se ríe mientras me pellizca la nariz.
-Mi amor, ya está todo hecho. He avisado a los más importantes para nosotros, la ceremonia será... Bueno eso es un sorpresa. Me he dado cuenta de que te dejé con todo el cargo de la boda a ti sola. Te pido perdón por ello. Pero ahora es más difícil manejar a los directivos de la discografía...
-Eres muy tonto, pero te amo tanto... No creo que haya sido eso lo que me hizo desmayarme... La verdad es que lo he estado pensando antes, y me han cuadrado muchas cosas.
-¿Qué pasa? ¿Va algo mal? ¿Tienes algo? Eva no me asustes.
-Tengo algo, sí, - digo, dando en el clavo con mis sospechas -, creo que vamos a tener que quitar una de las dos habitaciones de invitados. Vamos a tener una personita más viviendo con nosotros.
Cuando lo digo, ni yo soy capaz de creérmelo, pero todo tiene sentido. Con todo lo de la boda, no me había dado cuenta de mis tres semanas de retraso y de los muchos antojos que he ido teniendo aunque me los he ido reprimiendo las veces que no tenía tiempo de comer. He adelgazado por ello, aunque ahora que me lo confirmo, que le confirmo a mi organismo que tenemos un nuevo hospedante... Siento como si necesitase reponer todas esas energías. Veo la alegría en sus ojos verdes y siento ganas de llorar, me coge de la cintura y me levanta en el aire, se ríe como si él mundo se fuera a acabar mañana y eso es música para mí.
-¡Eva, eso es maravilloso! ¿Desde cuando lo sabes? - dice mientras me baja y vuelve a reír.
-Bueno, supongo que desde hace una hora. - río con él, recordando lo que me había preguntado mi hermana.
Él sigue riendo, y les cuenta a todos los que estamos aquí lo que le acabo de confirmar yo. Mike me felicita y siento que lo dice de verdad. Mi hermana me mira con recelo pero le doy un beso en la mejilla y le digo que por lo menos tendrá a alguien más pequeño para poder enseñar, y se va corriendo. Mi hermano me abraza y se queda conmigo el resto de la tarde hablándome sobre cómo llamar al bebé o si él podría decorar su habitación, se nos pasa muy rápido hasta que son las nueve de la noche y oigo que Harry toca la puerta de la habitación de Bill interrumpiendo un pequeño discurso de lo buen tío que él sería capaz de ser.
-Es la hora. - me dice mientras me da un beso en la frente.
-¿Tú sabes algo? - le pregunto a Bill con mirada furtiva.
Hace como si cerrase su boca con una cremallera y se va antes de que Harry y yo salgamos.
-En nuestra habitación esta el vestido que debes ponerte.
Sale sin decir nada y yo subo las escaleras hacia nuestra habitación. Me encuentro con un vestido blanco sencillo, con encaje en el pecho tanto por delante como por detrás, lo demás es liso, y al lado de él hay un sobre amarillo con una nota dentro. Es muy fácil reconocer la letra de Harry a estas alturas de la vida. Entenderla ya cuesta un poco más.
" Vístete rápido, hay un coche esperándote abajo. Emma, Bill y yo, ya estamos allí.
Va ser una noche increíble.
Te quiero"
Sonrío como una boba viendo sus palabras. Me pongo el vestido rápidamente y me miro en el espejo. No tengo el mismo cuerpo que hace diez años, pero me siento igual de joven, me siento igual de vivaz. El vestido da una ligera impresión de mis curvas, es perfecto. Sencillo y cómodo. Me agacho para buscar los zapatos y veo una caja blanca con un lazo de color rojo a su al rededor, lo abro y veo unas sandalias blancas. Son preciosas, la correa se cierra en el tobillo y tiene una cadena de piedras brillantes colgando de la parte de atrás. Me las pongo y arreglo un poco mi pelo, ya que estaba mas o menos peinado de esta mañana. No quiero echarme más maquillaje, así que lo dejo tal y como está. 
Me vuelvo al espejo y sonrío nuevamente. Es tan extraño. Recuerdo todo perfectamente. Desde el primer día en que mi vida se cruzó con la de ellos. De cada palabra y de cada momento, de todo lo que hicieron por mí, de todo lo que he pasado junto a ellos, y sobre todo recuerdo todo desde el primer momento en que me enamoré de Harry Styles. Siento que esto estaba escrito, que aunque haya perdido a personas que significaban demasiado para mí, esto estaba escrito tal y como ha pasado para llegar al punto en el que me mire en el espejo de esta casa, para llegar al momento en el que bajo por las escaleras y vea el coche negro que me espera enfrente del portón, hacer que me siente en la parte de atrás y mantenga una conversación fluida con el conductor pero sin decirme a dónde es a donde vamos.
Las ventanas están tintadas así que no veo dónde aparca.
-Señorita Dayle, hemos llegado - dice el conductor mientras se quita el cinturón y abre su puerta -, pero por órdenes superiores debe quedarse aquí hasta que se le avise.
Se gira para sonreírme y sale del coche. Siento las manos sudosas y me tiemblan las piernas. No sé que es lo que tiene preparado Harry, y tampoco sé quien estará presente en la boda, solo sé que tengo unas ganas inmensas de descubrirlo. 
Oigo como alguien se acerca al coche, y me imagino a un Harry de traje, con esa sonrisa que hace que me pierda en nuestro mundo por segundos. La puerta se abre y veo a Eleanor con un vestido parecido al mío pero de color verde pastel.
-¡Eva! - salgo del coche y veo que estamos en el parque dónde mi padre me traía de niña, el parque en el que conocí a esas cinco personas que cambiaron mi vida.
-¿Qué hacemos aquí? - digo medio riéndome.
-Por petición de Harry, no puedo decirte nada, y también... Tengo que hacer una cosa. Gírate.
Me empiezo a reír junto con ella, y le hago caso, me giro haciendo que el vuelo del vestido baile conmigo. Siento que se acerca a mi oído y me pone un pañuelo negro en los ojos.
-Esto es porque te lo mereces.
Me coge de la mano y me conduce a Dios sabe dónde, todo me es conocido y desconocido a la vez. Siento familiaridad con este parque, solía traer a mis hermanos hasta hace un par de meses continuamente, pero con el lío de la boda dejé esa costumbre un poco al margen.  No comprendo qué hacemos aquí y voy dando tropezones mientras ando a través de la hierba. No paro de reír por la tontería de que mis ojos estén tapados, también oigo a Eleanor reír y susurrar a no sé quién. 
-¿Lista? - asiento - Hoy es tu día, o bueno, tu noche. No me voy a alargar mucho, ya que todos te están esperando. Solo quiero decirte que eres una de las mejores personas que he conocido, que vales mil y que vas a contar conmigo para lo que sea, sobre todo en esta nueva etapa de tu vida, en una etapa de casada y encima, que ya me lo ha dicho Harry, de madre. Te quiero mucho, Eva.
Siento mis ojos a punto de llorar, y la abrazo, ella me da dos besos y me quita la venda con la promesa de no abrir los ojos hasta que se me ordene.
La mano de El sigue conmigo y me dirige a una zona en la que el césped ha sido cubierto por una tela suave. La siento al andar. Empiezo a escuchar susurros de gente, y el alboroto va aumentando mientras voy avanzando. Cuando Eleanor para, tengo la necesidad de abrir inmediatamente los ojos, pero me refreno el impulso.
-Ya los puedes abrir.
Cuando los abro, tengo que parpadear varias veces para aclarar mi vista, aunque siento reflejos de luces blancas entre los árboles. Poco a poco le pongo imagen a todo. Veo unas veinte sillas blancas a cada lado de la tela de terciopelo rojo, veo un arco de madera al final del camino rojo rodeado de enredaderas con flores blancas, las luces blancas son faroles puestos en las copas de los árboles cercanos al lugar dónde está todo montado. Los señores Queendeck están sentados en primera fila mirándome con mis hermanos a sus lados. Entre toda la multitud, están esos cuatro chicos que dieron mucho más sentido a mi vida del que ya tenía, Danielle está de pie con otro vestido parecido al mío pero un rosa pastel que le queda perfecto en su piel. Reneé lleva otro vestido parecido de color azul, como no, pastel. Me dan ganas de llorar, me tapo la boca para no poder decir nada, porque tengo el presentimiento de que si me hacen decir algo empezaré a llorar y no podré parar.
Por último, dirijo mi mirada hacia el altar, un poco antes que el arco de madera, y aparte de un señor con túnica blanca y un libro entre las manos, lo veo a él. 
Con la misma sonrisa, pero que cada vez que la veo siento algo distinto, algo que aumenta a cada segundo que dedico mi mirada hacia él. Lleva un traje blanco, no el mismo de esta mañana, no lleva corbata, por tanto deja ver las marcas de tinta que tiene en el pecho, que ya son tan conocidas por mí. No ha cambiado, nada ha cambiado. Su pelo sigue estando igual, con algún que otro rizo rebelde que se le escapa al peinarse, se lo ha intentado poner todo para atrás, pero es imposible no ver cómo su intento ha sido totalmente en vano. 
Cuando pasan unos cinco minutos de haber abierto los ojos, veo como la gente se empieza a sentar, y Danielle junto con Reneé y Claudia se van a la altura de Harry, pero al otro lado. Mis cuatro chicos favoritos están en la misma posición pero al lado de Harry. Me sonríen. Todo el mundo me sonríe.
Sin esperarlo, oigo como empiezan a cantar. No puedo controlar mis lágrimas. 
Saben que esa es mi canción favorita, y aunque tenga muchísimos años, siempre va ser mi favorita.
"You know i'll be you life, your voice, your reason to be
My love, my heart is breathing for this moment in time
I'll find the words to say, before you leave me today..."
-Vamos, es la hora - el brazo de Eleanor se enreda con el mío, y me lleva lentamente hacia él, hacia Harry. 
Mientras vamos avanzando, con "Moments" de fondo, voy viendo a todo el mundo. Mike esta en la segunda fila, detrás de mis hermanos. Los padres de Harry y bastante parte de su familia esta presente. Ahora también son mis familia, me recuerdo. Me hubiese gustado que mis padres hubiesen podido presenciar este momento, pero lo único que consigo al pensar en eso es llorar más. Compañeros de la discografía también se han repartido entre esas cuarenta sillas, compañeros míos que se fueron convirtiendo en amigos de los varios trabajos que he tenido también me miran con esas sonrisas que me hacen querer sonreír más. 
Los chicos... Aún no sé por qué razón los llamo "chicos", tienen más de treinta años... Pero me cuesta asumir que nos hayamos hecho todos mayores y que haya pasado todo tan rápido. 
Eleanor me mira antes de ponerse con las demás, y me da un apretón en el brazo. 
Cierro los ojos con fuerza por un momento y me vuelvo hacia Harry, quien me abraza y me coge de las manos. Cuando nos separamos, no me suelta de las manos, así que durante toda la ceremonia del sacerdote nos mantenemos unidos. Hasta que llega el momento de los votos. Harry me dijo que no quería que yo preparase nada y aunque quise darle la contraria me resigne y le hice caso.
-¿Recuerdas cuándo fue que te escribí una carta por primera vez? - me mira y yo asiento - Esa maldita semana en la que no pude saber que era lo que necesitabas para sentirte bien. Ahora mismo, mientras escribo esto - dice mientras va leyendo el papel que sujeta solo con una mano, con la otra se mantiene unido a mí -, siento una terrible nostalgia hacia los momentos en los que elegía entre una y otra cosa sin importar lo que pasaba. Pero desde que te conocí, desde aquel momento en el que te empecé a enseñar nuestros videoclips - me río junto con los invitados -, sentí que pasase lo que pasase con todas mis elecciones, quería que tú fueses la única que permaneciese conmigo a pesar de todo. Y es que ese 'a pesar de todo' es lo que ha hecho que me haya enamorado de ti. Ese 'a pesar de todo' ha hecho que a cada minuto que vaya aumentando nuestra historia de amor, sienta una necesidad incontrolable de tenerte una hora más. A veces siento que no son suficientes las veces que te digo lo cuan importante eres para mí ni lo mucho que te amo, porque no son unos cuantos sentimientos los que despiertas en mí, si no que voy descubriendo muchísimos más que creí que nunca podría sentir. Llegados a tal punto, habiendo vivido todo lo que ambos sabemos que hemos vivido, sé que no podría mirar atrás y no tenerte. Sé que aunque esto se acabe, nos volveremos a encontrar de la manera que sea, porque, como ya sabes, esto es más que una promesa.