viernes, 30 de noviembre de 2012

Capitulo 42.

Durante todo el tiempo que estuvimos mirándonos, no pude evitar que mis lágrimas cayeran por mis pómulos, entendí con ello que me iba a dar la razón, que ya no quería nada, que ambos habíamos cometido errores, errores graves, y que si el hecho de ser una pareja no nos permitía borrarlo, tendríamos que separarnos. A parte de ello, también una parte egoísta de mi quiso que hablara de una vez, porque quería ir en busca de mis hermanos, aunque sabía que eso me iba a llevar tiempo, solo sostuve su mirada con la mía, derramando lágrimas, dando a entender cosas que realmente no pasarían.
-¿Es...es es lo que quieres? - preguntó - ¿Me quieres dejar?
Nuestras manos dejaron de estar juntas, la separó poco a poco, pero yo sentí como si la quitase en un instante, como si sintiera asco al estar cerca de mí. 
-¡Respóndeme!
Sentí recelo en su voz, quería salir de ahí, e irme a algún lugar donde de verdad podría sentirme sola porque era así como estaba, sola.
-Eva... Por favor, dime algo - bajó el tono de su voz, y se fue acercando a mi.
-No lo quiero yo, pero lo merezco, soy... soy una cualquiera.
Me costó decir lo último, ya que en ese momento afrontar tal verdad era casi imposible, pero lo hice.
-Y yo soy un imbécil, un idiota,  un...
-Tu eres lo mejor de mi vida, eres, eras, serás... Eso no va cambiar, yo te quiero, y no me arrepiento de nada de lo que he hecho contigo, pero... no va ser fácil perdonarme, no te merezco.
-Si nos ponemos a unir las piezas, yo tampoco te merezco Eva, sea como sea yo también te he mentido, fui yo quien te dejo sola cuando más me necesitabas, fui... soy yo quien desconfía de ti.
Levanté la cabeza, y mi vista empezó a perderse en esa frase, 'soy yo quién desconfía de ti' vi letras, tildes, puntos que se unían para formarla, la imagine como si me la estuvieran tatuando, imagine el dolor que sería que me la grabaran con hierro caliente en el cuerpo, sentí pánico al notar que solo salían esas palabras de mi boca, y más miedo cuando visualicé a mis hermanos diciendo todos y cada uno de los errores que había cometido, viendo segundo a segundo el accidente de mis padres, escuchando sus últimas palabras para mí, 'soy yo quién desconfía en ti'. 

Ahora, despierto de mi pasado, me miro al espejo y veo que el tiempo ha pasado, que ya han pasado diez años y estoy esperando a que una mano imaginaria, la de mi padre, me lleve al altar. El vestido que me eligió Reneé es precioso, nunca he dudado de su gusto en cuanto a ropa. Recordar todo aquello me ha hecho sonreír, sonreír por ver que lo que fueron 7 meses del principio de mi historia, a mi se me hicieron años, que conocerlos no ha sido para nada un error, pero ahora cada uno está donde debe estar. Creo que queda una hora para que la puerta se abra y salga con este precioso vestido blanco, me da tiempo a rememorar todo lo que siguió con la historia.

-¿Entonces que hay que hacer? Porque yo no lo se - dije mientras me levantaba del sofá.
-Olvidar, olvidar todo lo malo que ha pasado, que es poco, pero cargado al mismo tiempo.
-¿Olvidar? Incluso... incluso - puse mi mano en mi vientre, y aunque la ropa tapaba mi cicatriz, la sentía.
Al momento se levantó, y puso su mano sobre la mía, sobre mi vientre.
-No, no, no te equivoques, esto no fue algo malo, no algo malo que tengamos que olvidar, esto nos ha hecho madurar, madurar de una manera mas protectora. - se fue acercando mas a mi, sentí su aliento en mi nariz -Te quiero igual, te amo igual e incluso más desde que supe que tuviste algo mío, algo nuestro dentro de ti.
No puedo calcular cuantos besos tiernos nos habíamos dado pero el que me dio en ese momento fue instantáneo, suave, delicado, no sabía explicarlo.
-Amor - me dijo mientras los pocos centímetros se hacían entre los dos -, ¿tus hermanos siguen durmiendo?
La fuerza con la que me aparte de él, fue incluso asqueada, no era mi intención, sencillamente el recuerdo me movía la cabeza, quería encontrarlos, y el sentirme a gusto sin ellos, me hizo sentir despreciable.
-No están - dije tocándome el bolsillo para sentir el trozo de cartulina de Bill -, mi... mi tía se los ha llevado, no están.
-¿Y cuando vuelven?
-No vuelven hasta que no los encuentre, Harry, se los ha llevado y no se donde están, no me ha dicho donde están..
Sus cálidos brazos abrigaron mi cuerpo, sus dedos limpiaron mis lágrimas y odié otra vez la sensación cómoda que tenía con él, y no con ellos.
-Te voy a ayudar, pero antes hay que ir al apar...
-Sí, joder, es cierto, Eleanor me dijo que quería que vaya hoy, bueno ayer, ¿que hora es?
-Según tu reloj son las seis de la mañana, podemos ir, tengo las llaves.

En la única mochila que tenía metí una carpeta donde abrevié los papeles de la custodia, de la herencia de mis padres y la arrugada carta de mi tía. El trozo de cartulina me lo guardé para mi. Mandé un mensaje a Mike diciéndole donde iba a estar y me respondió a los dos minutos con un 'Llámame cuando estés en tu casa'.
-¿Y si piensan ellos también que soy una cualquiera? No puedo ir Harry, me van a echar en cara cosas que ya sé, y no puedo perder más tiempo.
- ¿Una cualquiera? No tienen razones, no saben tu versión, solo saben la mía y era porque estaba enfadado, a parte también tiene que participar Louis, y...
-Espera, ¿él tiene que ver con que tengas los nudillos así?
-Bueno, en parte pero..
-¡No me lo puedo creer!  - dije mientras andábamos por un parque - ¿Le has pegado?
Estaba todavía oscuro, por lo que no había gente por la calle.
-¡No! A él no... Eva, fue la rabia, pero ante todo él es mi amigo, y todavía no he hablado con él de lo que ha pasado así que la rabia se la llevo unos trozos de mármol y cemento.
-¿Y donde está Louis?
-No se como tomarme esa pregunta, pero vale, estará llegando también, con Niall.
-No seas así, por favor, no se cuantas veces te voy a tener que pedir perdón.
-Ninguna, ¿de que estábamos hablando?
Su sonrisa me pudo y dejamos de hablar de ese tema, reíamos como si nada de lo anterior hubiera pasado, nos acariciábamos como si fuéramos una pareja perfecta, sin ningún error, cuando todo era lo contrario. Pero ¿que es lo que hace a una pareja perfecta? ¿no es cometer errores juntos y apoyarse? Pues quizá sí, sí que fuimos una pareja perfecta. 

jueves, 29 de noviembre de 2012

Capitulo 41.

El corazón se me aceleró al oír sus gritos, gritaba mi nombre, detrás de cada golpe, detrás de cada patada a la puerta, oía mi nombre salir de su boca, lo que fue un alivio por momentos. Estaba a punto de bajar las escaleras para abrirle, pero Mike se aceleró a mi paso.
-¿Qué haces? Se va poner peor si te ve - le dije mientras le agarraba con fuerza por el codo.
-¿No lo notas? - estaba preocupado- Esta borracho Eva, a saber que quiere a estas horas.
-¿Qué hora es? 
-Son las doce, quédate ahí, voy yo.
Por el tono de sus palabras me dieron ganas de empujarle y contradecirle, abrir la puerta y lanzarme hacia Harry, pero volví a escuchar la manera en que Harry decía mi nombre, y si no era porque tenía la boca dormida, no tenía un acento sobrio. Fui bajando las escaleras una a una, mientras la mano de Mike abría la puerta, antes de que Harry cayera al suelo, Mike me miro con reseña, baje lo mas deprisa que pude, y puse su cabeza en mi regazo. Seguía gritando mi nombre, de algún modo me pareció tierno, aunque ese no era el momento de ver las cosas tiernas.
-¡Cierra la puerta! - dije a Mike mientras hacía entrar el cuerpo entero a Harry - Si se enteran de que está aquí y de estas formas, va tener problemas.
Mike lo levantó del suelo y lo subió a duras penas por las escaleras, yo iba detrás por si se resbalaba o si vomitaba. Recordé una vez en la que era yo quien llevaba a Mike a su casa, había bebido y fumado demasiado, y me llamó, me llamó a mi, y también gritaba mi nombre... 
Lo tumbó en el sofá con brusquedad y yo me senté en el suelo para estar a su altura, le acaricié la cara, y por un momento me gustó el hecho de que no me la apartara como hizo el día que le conté lo de Louis, pero las palabras que me dijo a continuación me hicieron mas daño.Las dijo en un susurro pero las entendí perfectamente, Mike no estaba, y creo que si las hubiera oído habría saltado a la defensiva, pero no estaba.
-No te valía conmigo, que tuviste que ir a por Louis y ahora a por él, ¿verdad? Eres un cualquiera, puta.
Me merecía las palabras, me merecía todas y cada una de las cosas que me dijo, pero me dolieron, y sí, me dieron ganas de echarle de mi casa, de pegarle una bofetada, pero no hubiera sido justo, sabía que lo decía por ira, sabía que lo decía porque no estaba en sus casillas, pero también sabía que eso era lo que pensaba de mi en aquel momento. 
-Toma - su presencia me asustó. -, dale esto, le ayudará, por la mañana estará mejor.
Me dio una taza con un contenido que olía bastante mal, pero no dude en dárselo, levanté su cabeza con cuidado, y puse sus labios sobre la taza, la alcé y trago sin oponer resistencia.
Dejé la taza en la mesilla del salón y me quedé en el suelo junto a él, cuando fui a cogerle la mano, vi que tenía los nudillos ensangrentados, los acaricié, mientras la culpabilidad corría por mi mente, mientras me hacía culpable de algo mas a parte de la muerte de mis padres, a parte de la pérdida de mis hermanos, en ese momento también tuve que cargar con su ira hacia mi, con su rencor y supuesto odio.

Mike insistió en quedarse, pero le convencí con que no sería una buena idea que si se despertase me viera con él, me dijo que si pasaba algo que lo llamase, no tuve esa necesidad. Durante toda la noche, estuve dando vueltas por toda la casa, no dormí, alguna vez se me cerraban los ojos, pero el hecho de tenerlo en el sofá me hacía despertar. De rato en rato me acercaba a ver si respiraba si se despertaba o si decía algo, pero solo dormía, y otra vez, el silencio se apoderó de mi casa, recorrí la habitación de mis hermanos, intentando arreglar lo imposible, lo único intacto era la cuna de mi hermana, y fue ahí donde la vi, era una cartulina de color rojo, el color favorito de mi hermano, su dificultosa letra era lo bastante visible para llamar mi atención, la cogí con rapidez, mientras, en mí, abrigaba alguna esperanza de saber donde encontrarlos.
"La tía dice que te has ido, no le creo, dice que vamos a casa de una amiga suya, ¿que me has comprado por mi cumpleaños? Te quiero Eva."
Sus escasas palabras hicieron que abriera los ojos, mi hermano me había dicho mas en un párrafo, que todas esas cajas llenas de papeles que no me decían nada sobre ellos. Según lo que mi tía había revelado, solo tenía contacto con una sola señora, y era la chica con la que trabajaba unos meses atrás de aquel tiempo. Recordé el día que fui por primera vez a la casa de los chicos, y que ella se llevo a Emma a casa de la señora donde trabajaba, según ella, solo se relacionaba con sus supuestas jefas. Era un principio, la idea de por fin poderlos encontrar me hizo sonreír, me hizo sonreír mas de cuando me enteré de que tenía su custodia. Repase una a una las letras escritas por mi hermano en aquella cartulina, la besé, la doblé y la guardé en el bolsillo del pantalón. 
Eran las tres de la mañana cuando vi las veinte llamadas perdidas de Eleanor y Liam, el móvil estaba fuera de mi alcance por lo que no le había prestado ninguna atención, cuando les iba a mandar un mensaje, Harry volvió a decir mi nombre, pero en un tono mas dulce, y ya no me susurró aquello nunca más.
Me acerqué a paso lento, no quería que se sobresaltase otra vez, volví a acariciarle los nudillos rojos y ensangrentados, abrió la mano y entrelacé mis dedos con los suyos, la solté con suavidad y cogí su cabeza con cuidado para poder sentarme en el sofá y colocarla en mi regazo. Al instante volví a cogerle la mano, todavía tenía los ojos cerrados, pero veía que intentaba despertar cada vez mas, y su mano apretaba la mía como si solo estábamos los dos, aunque era cierto, solo estábamos él y yo. 
-Perdóname - dije en un susurro, intentando, también, perdonarme a mi misma.
-¿Qué es una pareja sin discusiones? 
Su voz me dejaba perpleja, estaba medio adormilado, y no supe ni que responder, '¿Significa esto que me ha perdonado?' pensaba mientras él se iba incorporando, mientras se intentaba levantar con dificultad y se sentó a mi lado, sin soltar mi mano entrelazada con la suya. 
-¿Eh? Yo también te mentí, así que podemos estar igualados.
-¿Me...me has mentido? 
-Amelia... 
-Ah, pero eso ya me lo imaginaba, no es una mentira, tu y yo no estábamos juntos, y ella... bueno ella...
-Ella me contó lo de Louis... Y yo te lo dije, y me lo negaste.
-No te lo negué - dije en un susurro -, entre él y yo no hubo mas que palabras, nada más.
-Pero tu no... tu participaste en ellas, eso es a lo que me refiero, ambos cometimos errores, y aunque no podemos hacer esto nunca...
-¿El qué? - dije intentando que me mirase a la cara - Sí, no podemos hacer un intercambio de mentiras, eso no es una relación - mis ojos clamaban llorar -, también puedes seguir tu camino y yo el mío.
Su mirada se cruzó con la mía, después de días. 

sábado, 24 de noviembre de 2012

Capitulo 40.

Durante el corto camino que había de la casa de la señora Kinddle a la mía, mi móvil sonó, sin despegar uno de mis brazos del sobre, lo saqué. 
-¿Si?
-¡Eva! ¿Donde estás? No se ni porque te llamo, no debería, después de lo que has.. Bueno da igual, ¿donde estas?
-¿Qué?¿Eleanor? 
-¿Quién crees que soy? ¿Harry? ¡¿Louis?! - dijo, mientras yo creía que estaba llorando.
-Lo siento, ¿has hablado con Harry? ¿esta bien? ¿donde esta él? 
-¿No crees que es tarde para preguntar por él?  - contuve las lágrimas, no era momento de llorar - Joder, lo siento, ¿vale? Pero yo también estoy dolida, escúchame, tienes que ir al apartamento de los chicos, el que estaba por el London Eye, ¿recuerdas?
-Sí, pero no puedo, me ha pasado algo, he.. acabo, acabo de perder a mis hermanos.
-¡¿QUÉ?! Oh, vamos ¿es una broma no? - en ese momento afirmé la razón de que estaba llorando - Si no tenían mas de seis años, si es una broma no...
-No, no, no, no están muertos, Eleanor - esa idea me dio un escalofrío -, mi tía se los ha llevado, no se donde están.
-No sé que es peor, la verdad, igualmente tienes que ir, ¿tenemos que aclarar las cosas no crees? - seguía llorando pero de manera más silenciosa -, y tengo que darte una cosa.
-¿Donde estás tu?
-Pues, de camino al apartamento, estoy con Liam y Zayn, ve lo antes posible, estaremos ahí, ¿vale?
Colgó antes de poder pedirle perdón de nuevo por lo de Louis, estaba fría, estaba enfadada, y rabiosa, como no, yo estaba igual por Amelia, estaba rabiosa, y con ganas de romperle la cara, '¿tiene ella ganas de pegarme?' pensé. Cerré los ojos con fuerza intentando aclararme, cuando los abrí Mike estaba delante, no pude mas y me lance a sus brazos, entre su cuerpo y el mío sosteníamos el sobre, su boca fabricaba ruidos que hacían que me tranquilizase, siseaba, me acariciaba el pelo. Me acordé de una vez que había discutido con mis padres, y salí de mi casa, llorando, fui a buscarlo, cuando lo vi, hizo lo mismo que en ese momento, me abrazó, siseó y me acarició el pelo, hubo un plus, porque eramos novios, y me besó, algo que no podía suceder en ese momento. 

No pude esperar más cuando llegué a casa, vi el reloj, eran ya las nueve y media, habíamos estado sentados en le entrada durante casi una hora, le había contado lo que pasó con Harry y con Louis, le conté todo, no comentó nada hasta el final, y solo dijo, mejor dicho, me repitió, 'Tu no perteneces a ese mundo, te lo dije', me planteé, mientras miraba la hora, que si de verdad tenía razón, Harry había sido lo mas maravilloso del mundo que me había pasado, él me he tratado como nadie, él supo comprenderme, pero yo le fallé, tanto a él como a todo el mundo, fallé en mis actos, fallé a mis hermanos...
Una carta, solo eso, nada más, y en ella no había direcciones de donde estaba, no había nada mas que razones por las que me había quitado a mis hermanos, razones en las que tenía razón, no habían mas de doscientas palabras, no se había molestado en decirme algo referente a ellos, solo un "estarán mejor sin ti", esa parte fue la que me hizo estallar.
"Te vas sin ningún motivo, no me das una mísera explicación, solo el hecho de que tus hermanos están con ese chico, ¿te piensas que ellos te iban a esperar? No eres más que una niña engreída, que piensa en si misma, ellos no merecen esperar que te recuperes, te paso una vez, te fuiste, y volviste al recapacitar en ello, en perderlos, pero ahora ni te planteaste volver a perderlos, porque solo pensaba en ti, esto se acabó, ellos estarán mejor sin ti, sin esperar nada de ti, porque eso es lo que les das, NADA. No tienes que saber donde estoy ni donde están ellos, a fin de cuentas están a mi custodia. Espero que madures, sin ellos. Adiós, Eva.
Laura Dayle."

Tiré el trozo de papel al suelo, con rabia, no lloraba pero sentía mi cuerpo caliente, tenía ganas de gritar, de pegar, de romper algo, así que fui a la habitación de mis hermanos, abrí los armarios vacíos, y empecé a golpear mis brazos y mis manos contra la madera rígida, rompí una puerta y después la otra, las estantería se quedaron en pedazos de madera, mis piernas también se accionaron y empecé a dar patadas a todos los lugares posibles. Quité de encima lo único que cubría la cama de mi hermano, una sábana blanca, la arranqué, el colchón cayó al suelo, la cuna de mi hermana se tambaleó un momento y me tiré al suelo, crucé las piernas y apoyé los codos en las rodillas y mi cabeza en mis manos. El siseo de Mike volvió a empezar y sentí que se ponía a la misma altura que yo, sus brazos me rodearon, mi cara se apoyó en su pecho y mi manos se pegaron a su cuello, como si solo él me sostuviera.
Me cogió en brazos y me llevó a la cama, me tumbó y me tapo, un beso en la frente e hizo ademán de irse, pero le cogí la muñeca y lo atraje hacía mi.
-Por favor.
Él asintió, su cuerpo estaba al lado mio, los dos de perfil, sin mirarnos, su brazo rodeaba mi cintura, y el edredón nos tapaba hasta la misma altura, yo cogí su mano y la acaricié, hasta quedarme dormida.

Los golpes en la puerta me hicieron abrir los ojos y levantarme rápidamente de la cama, me giré para verlo, estaba sentado en la cama, igual de exhausto que yo, le hice el sigo de que se quedará ahí, daba la impresión de que la puerta se iba a romper con el sonido de los golpes. Pero su voz me hizo entender todo. Harry, Harry estaba llamando a mi puerta.

Hola lectores.

En primer lugar, daros las gracias por leer mi novela, me encanta recibir vuestros comentarios, los amo :)
Pero os aviso de que quedan solo unos 10 o 15 capítulos para que acabe esto, losé, yo también estoy triste! Aunque voy a escribir otra, en cuanto acabe esta, será también sobre los chicos, pero de distinta forma, espero que los últimos capítulos que vengan a partir de ahora os gusten mas! Solo comentaros esto, y bueno, gracias por todo, en serio. ^^

Capitulo 39.

-¿Que pasa?¿Porque lloras? - me preguntó Mike al verme con las manos en la boca, aguantándome las ganas de gritar de alegría.
-Es... es esto - le dije mientras le mostraba el papel con todas las afirmaciones que me hicieron tan feliz.
-Pero... esto te lo tenían que haber dicho el mismo día que murieron, el día que Laura fue a pedir la custodia,  ¿no fuiste con ella? 
-No pude, entiéndeme, no...
-Sí, si yo te entiendo, pero ahora no sabemos ni donde está, no sabemos nada Eva, tenemos que buscarla, ahora mas que nunca.

Después de arreglar mi casa, me duché y me cambié lo más deprisa que pude, me quité el collar de Harry y me puse el de mi madre, 'Tendré que llamarlo luego, quiero que me perdone, no puedo vivir así' me dije mientras lo ponía en su respectiva cajita.
Cuando me decidí a salir, vi a Mike apoyado en la pared justo al lado de las escaleras, llevaba mi gorro en la mano y mi bufanda en el hombro, su sonrisa era una de las cosas, que es su momento, me encantaban, en ese momento, en cambio, solo significaba una cosa. Más dudas. Desvié mi mirada de la suya y me acerqué mirando al suelo, cogí el móvil y las llaves que estaban en la mesa del comedor, me los metí en el bolsillo del abrigo y le arranqué el gorro de las manos, me lo puse y bajé para salir de casa e ir a preguntarle a la señora Kinddle si sabía algo, ese era mi propósito en ese momento. Cuando puse la mano en el pomo de la puerta, dispuesta a abrirla, sus manos tocaron mi cuello, haciendo que me estremeciera, el tacto de la bufanda por mi cuello no era nada en comparación con sus manos, parecían suaves, a los dos segundos me giré y, como hice con el gorro, se lo arranqué de las manos, y me la puse yo sola. 'Nada de sentimientos' me decía mientras salía de mi casa.

Tocamos seguidamente la puerta, tanto como el timbre, me estaba desesperando cuando di un golpe bastante fuerte, y la oí chillar al otro lado de la puerta, suponía que sería un insulto o algo parecido.
-¡¿Qué pasa?! ¡Son las ocho y media de la mañana, y es domingo! ¡¿Qué queréis?!
Su cabellera blanca caía despeinada por su espalda, tenía la manta verde, que me prestó una vez, por los hombros. Su adormilada cara estaba enfadada, me dio miedo por un instante preguntarle sobre mis hermanos, pero la situación impidió las ganas que tenia de dar media vuelta.
-Buenos días, señora Kinddle, lamento molestarla, pero...
-Abuela, ¿quien es?
Su voz... En cuanto la oí, recordé todo lo que había dicho a Harry, todo aquello que le hizo dudar, y que, en ese momento, rondaba por su cabeza, Harry ya no era mío, y mis ganas de acercarme a ella disminuyeron, no quería alterar a la señora Kinddle, ni tan si quiera  Mike.
-Amelia, hija, ve a descansar, esta tarde tenemos que hacer muchas cosas.
Cuando por fin le daba la luz de la mañana en la cara, vi sus ojos rojos e hinchados, "¿ha llorado?" me pregunté, me miró y sonrió, la rabia volvió a correr por mis venas cuando vi esa sonrisa, esa sonrisa que ya conocía.
-¿Eva? ¿Qué?¿Harry se ha cansado de ti y te tienes que ir con ese? - empezó a reír, intenté ignorarla y volver a entablar la conversación con su abuela.
-Por favor, ¿sabría decirme si mi tía le ha dicho o ha dado algo para mi?
-Oh, claro, hace un par de días, creo, me dio un par de cosas, pero no me dijo que fuesen para ti, solo me dijo que las guardara.
Miré a Mike un segundo y él empezó a hablar.
-¿Y sabe que son?
-¿Crees que lo he abierto? - su mirada indignada hizo que diera un paso hacia atrás - Ahora vengo.
Cogí el brazo de Mike con fuerza, imaginaba una carta en la que pondría donde estaba y alguna excusa de porque se había ido, imaginaba alguna que otra bolsa con cosas de mis hermanos, en donde, pensé, permanecería todavía su olor.
-¿Donde están? ¿Donde los has dejado?
-¿Perdón?
-Sí, ¿donde esta Harry?
-¿Y eso a ti te importa? Venga, por favor, ¿que quieres de ellos? ¿Fama?  - Mike respondió sin esperar que lo hiciera yo.
-¿Fama? Quien sabe... Igual solo buscaba placer, ¿no Eva? Tu ya sabes de lo que hablo.
Levante el brazo para darle una bofetada, pero Mike me paro y los gemidos de su abuela hicieron que ella entrara en la casa y desapareciera.
-Toma, solo es un sobre, pero pesa, a saber que habrá, ¿ahora me dejas dormir?
-Sí, lo siento mucho, muchísimas gracias por todo, de verdad.
Cerró la puerta sin decirnos adiós, yo cogía aquel sobre como si vida fuese en ello, él iba detrás de mi, sin tocarme, quizá hubiera necesitado algún abrazo suyo, quizá hubiera necesitado una caricia suya, pero no paso nada. No paso nada en ese momento.



viernes, 16 de noviembre de 2012

Capitulo 38.

Una azafata tras otra, fueron a mi lugar para llamarme la atención, con su típica educación, por no llevar el cinturón puesto cuando debía, por mi postura, por dejar el móvil en el suelo, y cuando el avión aterrizó tuvieron que zarandearme unas cuantas veces para que saliera del avión. Cogí mis cosas y me disculpé. Cuando llegué a facturación, cogí mi maleta a los quince minutos, cuando me dispuse a ir a casa, una chica, la misma chica que me había despertado de mi shock me llamó, por mi nombre, no sabía como podía conocerme. Me sonrió y me dio las bolsas de Niall, las bolsas que contenían los regalos de mi hermano. A quien no iba a ver en mi casa. Le devolví la sonrisa y me fui. Fue en ese momento en que me di cuenta de que los había perdido de verdad, que ya no los tenía, y que las cosas que llevaba en una de mis manos no se las podía dar ese día. Mi visión empezó a nublarse por las lágrimas, pero disipé una imagen conocida, eran las seis de la mañana, y no había dormido nada, pensé que sería una imaginación. Hasta que me quité las lágrimas de los ojos con una manga de la chaqueta y vi que se acercaba a mi, me quede quieta, necesitaba que viniese a salvarme, necesitaba, que aunque siendo él, que me abrazase. 
-Lo siento, de verdad, no pude hacer nada - dijo mientras yo soltaba todo de mis manos y rodeaba mis brazos en su cuello y él en mi cintura -, estuve hablando con ella, pero no me hizo caso, por favor no llores, por favor...
-No es culpa tuya, Mike, es mía, he sido una egoísta, no he parado de pensar en mí, y he dejado a un lado lo más importante de mi vida, los he dejado solos, ahora no tienen a nadie.
-Tienes derecho a pensar en ti misma Eva, no has hecho ningún mal a nadie - me sujetó por los hombros separándome de él -, tienes dieciocho años, por favor, ¿que hacen las chicas de tu edad? Es tu tía quien no lo entiende.
-No, no es así, ella trabaja y es mí obligación, o lo era, cuidar de ellos, porque no tienen nada más que a mi, yo no soy una chica normal, yo no tengo padres que me ayuden en estos casos, tú eres quien no lo entiende.
-Eva... por favor, dejemos esto para cuando estemos tranquilos, vamos, Pablo me ha dejado el coche.
-¿Pablo? Me dijiste que ya no ibas con ellos...
-Y no lo hago, pero fue a buscarme a la librería el otro día - dijo mientras cogía mi maleta y las bolsas -, me dijo que sentía mucho haberse comportado así conmigo, fue la primera conversación en reglas que tuvimos, ayer le conté lo de tu tía - me abrió la puerta para salir del aeropuerto -, y hace unas pocas horas le llamé pidiéndole el coche, y bueno aquí está.
Me sorprendió lo amable que se había convertido, después de meter las bolsas en la parte de atrás, se metió en el coche, apoyó sus manos en el volante y fijó su mirada en mi.
-¿Porque haces todo esto?
-¿El que? ¿Venir a buscarte?
-No Mike - dije sonriendo ., me refiero a todo, ¿que quieres? Tú no eres así..
-Te dije que he cambiado, que he cambiado por ti.
-¿Por mí? - reí - Permíteme que lo duda, has cambiado en cosas que nunca lo hubieras hecho por mi, por ejemplo, uhm, tus amigos, siempre ibas con ellos. 
Solo faltaban cinco minutos para llegar a mi casa.
-¿Mis amigos? Cuando estaba contigo, ellos no eran el centro de mi vida.
-No.. Por supuesto que no, tenías que satisfacer a dos chicas, a Penny y a mi.
-No, te equivocas, ¿no te lo contó ella?
-¿Contarme? ¿El que?
Sacó mi maleta y las bolsas y me abrió la puerta del coche, salí y le seguí por detrás.
-En realidad, tú solo sabes el tema base, el tema que tanto a ti como a mi, nos jodió, Penny era mi ex, antes de conocerte, ¿recuerdas cuando nos vimos por  primera vez? ¿que estabas con Renné? Estoy seguro de que ella me reconoció, pero no se porque no te dijeron nada.
-¿Qué? - dije quedándome otra vez quieta - ¿Tu ex? Entonces la mala soy yo, no tuve que salir contigo, eras, bueno eres, el ex de una de mis anteriores amigas, ¿porque no me lo dijiste tu?
-Me gustabas, y bueno, en ese momento no me importaba ella, sino tu.
-Entonces porque te fuiste con ella.
-Fue ella quien vino a mi, yo estaba con Pablo y Marco, y como supones, estaba totalmente drogado, se me insinuó, fue ella no yo. Ahora créeme si quieres.
Le cogí de la muñeca y me agaché a la altura de la maleta para sacar las llaves, no sabía como responder a eso, no sabía que decir, así que me limité a no hablar. Abrí la puerta y no los oí, volví a sentirla vacía, la sentía aún más vacía. No habían risas, ni llantos, ni caídas, ni las diminutas sílabas de mi hermana, nada.
Sentí los brazos de Mike rodear mi cintura por detrás, me gustaba que me ayudase en esos casos pero no podía permitirme sentir nada mas que agradecimiento hacia él. Y como él no sabía lo que había pasado con Harry, hubiera sido aún mas descarado dejar esa escena como estaba, me acordé de Harry en ese momento... Así que volví a la realidad.
-¿Qué crees que haces?
-Ya me aparto, ya me aparto...
-Vamos, tenemos que arreglar todo, ¿sabes donde están?
-Creo que están en la casa donde estaba de interna, ¿recuerdas?
-No, pero igual la señora Kinddle sabe algo, ¿me acompañas?
-Eva, vamos a dejar las cosas, comes algo y si eso descansa, la señora Kinddle no se va mover, a parte dudo que este despierta.
-Es cierto, pero dormir no, tengo que mirar unos papeles.
-Esta bien.
Después de comernos la mayoría de las cosas que había en los armarios de la cocina y en la nevera, empece a mirar los papeles de mis padres, esos que no había tocado en varios años, me toque el cuello, buscando el collar de mi madre que no encontré, acaricié el pequeño colgante que me recordaba a la primera noche que pase con Harry. Saqué la caja de golpe y la puse en la mesa del comedor, uno a uno miré los papeles, vi que esa casa era completamente mía, que la casa de Irlanda era de mi hermano, por supuesto hasta que no hubiese cumplido los dieciocho no podría pedir su propiedad, pero yo sí, mi hermana no estaba escrita en el papel que supuse sería la herencia que nunca me dejó escuchar mi tía, y que nunca quise ver, no era lo que buscaba pero después de horas, encontré lo que estaba buscando antes de que mi vida cambiase. Esos papeles que me convertían en la segunda persona que tenía la custodia de mis hermanos, me tapé la boca con la mano y sentí mis lágrimas saladas en los labios, mis padres lo habían arreglado todo, ¿pero cuando? ¿mis padres creían que era la indicada para cuidarlos? ¿me veían capaz? ¿no me ven como esa chica caprichosa que mató a sus padres? ¿estaban orgullosos de mi? 
Quería disfrutar de mi escasa felicidad sola, ya que Mike estaba todavía limpiando la casa, me sentí mal por él, quizá esperase más de lo que yo, en ese momento, creía no poder darle.
-Solo me queda encontrarla - me dije.
Pero no sabía que eso me iba a costar mucho.

Capitulo 37.

Pasaron tres días, en los que me acercaba a la habitación y le decía que me abriese, pero lo único que recibía era un golpe en la puerta y un '¡lárgate!', lo que me hacía llorar. Me quedaba sentada al lado de la puerta, esperando a que saliese, pero cuando lo hacía ni me miraba y desaparecía por la puerta principal hasta pasada la madrugada... Y aún así me quedaba a esperarlo, entrando en la habitación e intentando sentirlo de algún modo, con su olor, con las sábanas arrugadas... Pero en cuanto llegaba, me echaba con rabia, sin mirarme...
Así que el tercer día por la noche, la tercera noche que pasaba por su habitación, le deje una carta, donde le decía todo lo que sentía por él, algo que nunca me había dignado a hacer... Cogí mi maleta, y me despedía de la madre de Maura, Niall se ofreció a llevarme, así que después de que Maura me repitiera una y otra vez que podía volver cuando quisiera, me fui. Harry todavía no estaba, por lo que fue mejor para mi. Me monté en el coche, dejando la maleta en la parte de atrás.
-¿No le vas a decir nada?
-Supongo que lo intuye, además, ¿que hago aquí si no me quiere ni ver?
-Yo sí, todavía no se lo que pasa, pero... creo que tiene solución.
-Creo que no me perdonará nunca, le he hecho sentir como un idiota.
- No entiendo tus principios, conozco a Harry, y si de verdad crees que no te "perdonará" ha sido algo muy fuerte.
-Lo es, bueno... ya nos queda poco, ¿a esta hora no habrá ninguna tienda abierta no?
-¿Para?
-El regalo de mi hermano, su cumpleaños es dentro de tres días.
-Oh, era eso, tranquila - dijo mientras aparcaba y se estiraba hacia la parte de atrás del coche -, Louis y Liam pensaron en eso, se les dan mejor los niños.
En total habían 4 bolsas, una de Hamleys, otras dos de Paul Smith, y otra de una tienda que no logro recordar. Pero era una zapatería.
-¿Estas de broma no?
-Ni en un momento, Louis junto con Liam compraron y eligieron esto, habría participado yo, pero me avisaron tarde, bueno tarde, justo cuando ya habían comprado estas cosas.
-¿Eres tonto? ¿A ti también te hace falta aprender que no soy de aceptar este tipo de cosas? Sobre todo siendo tan caras... Devuélvelo.
-Tu eres el tonto, que no llegas ni a tonta. - salió del coche, y cerró por fuera, sacó mi maleta y se marchó.
De la desesperación empecé a chillar, gritaba su nombre pero no sirvió de nada, mientras mis gritos eran profundos dentro del coche, fuera no eran mas que murmuros. Mi respiración empezó a acelerarse, con fuerza intentaba abrir la puerta, pero no podía, no soy claustrofóbica, pero en ese momento sentí que las dimensiones del coche se hacían mas pequeñas según pasaba el tiempo. Mis pulsaciones se aceleraron, también, sentí que se me iba a el mundo. Pero su voz me despertó, me despertó de aquella alucinación que estaba teniendo, me abrió la puerta y salí corriendo del diminuto coche. Ya no llevaba ni las bolsas ni mi maleta, se acercó a abrazarme y le empujé.
-Era solo una broma, Eva.
-Pues no ha tenido ninguna gracia, casi me muero ahí dentro.
-Venga no exageres.- le miré atónita y se puso serio -Bueno, lo siento tontita.
-¿Donde están mis cosas? - dije sonriendo y cogiéndole del brazo.
-Pues ahora deberían de estar ya en el avión, así que, nos despedimos aquí, te voy a echar de menos.
-Rubio, nos veremos pronto, ya verás, por el momento, si Harry te pregunta algo sobre mí, que lo dudo, dile que tu tampoco sabías que me iba, y lo misma a tu madre, ¿vale?
-A tus órdenes.
Le di un abrazo y dos besos, él a mi uno en la frente. Para llegar a la puerta, tuve que esquivar unos cuantos coches. Mi pasaporte y el billete estaban en el bolsillo de mi chaqueta, me aseguré de ello.
En cuanto estaba en el avión, me quité la chaqueta y observé cuanta gente había en el avión, había mucha más de la que había en el tren, y no estaba aquella señora que me consoló en su momento. En ese momento empecé a anhelar a mi madre, había tenido otra torpeza en el amor, y la necesitaba. Antes de que el avión se pusiera en marcha, saqué mi móvil y le mandé un mensaje a Mike, diciéndole que por la mañana estaría en casa. A los dos minutos me llamó.
-Estoy en el avión, te colgaré enseguida.
-Tu tía se ha llevado a tus hermanos, lo siento Eva no pude hacer nada.
Deje caer el móvil al suelo, me dio igual que estuviese en línea o no, un nudo se me formó en la garganta y no podía respirar, no era como cuando me quedé en el coche, encerrada, aunque lo estaba, pero dentro de mí. Me habían quitado lo único que realmente amaba, mi única familia, me la habían arrebatado. Cuando la luz roja en señal de ponerse el cinturón se encendió, me quedé observándola sin hacer caso a lo que me pedía. Me vino un escalofrío y unas ganas alucinantes de tirarme de aquel avión, apreté mis uñas contra la palma de mi mano, intentando reprimir ese deseo, ya que tenía que luchar por ellos, no me podían perder a mi también, no podían perder a nadie mas.
'Soy una egoísta' me repetía mil veces, en la misma postura que estaba cuando Mike me llamó. Sin apoyar la espalda al respaldo sentada casi al filo del asiento, y sin el cinturón puesto. mi mirada seguía en el lugar del principio, en aquel pequeño cuadrado que se encendía de una luz roja cuando teníamos que ponernos el cinturón. Mi móvil seguía en el suelo, ya sin línea, suponía. Mi chaqueta estaba en el asiento al lado del mío, no note como despegó el avión, no note nada, solo soledad, soledad y nostalgia.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Capitulo 36.

Mis sentimientos no iban mas allá que una mera relación, según lo que me había dicho en ese momento, parecía que él tenía unos planes distintos para "nosotros", no encontraba palabras que decir, solo le sonreí, pero parecía que esa no era una buena respuesta. Agachó la cabeza y empezó a juguetear con sus manos. '¿Futura casa?' pensé, durante todo el rato que estuvimos sentados en el suelo, esa palabra hacía eco en mi cabeza, no me permitía pensar en otra cosa que no fuese eso. Intenté arreglar mi respuesta, de algún modo, pero no conseguí decir nada, mi mente estaba perdida. '¿Futura casa?' Igual fue mi culpa el echo de que nuestros sentimientos, o quizá mas los suyos, se adelantaran a dichos casos. Quizá la existencia de aquel bebé perdido fue una señal... Mi móvil volvió a sonar, lo que agradecí, le acaricié la barbilla y me levanté a buscarlo. Era Louis, otra vez, antes de cogerlo, me paré a pensar si era lo mejor, hablar con él, después de todo.
-¡Hola! - dije con entusiasmo.
-¡Ladronzuela! ¡Como te he echado de menos! ¿Que tal estás? ¿Alguna novedad? -su voz me reconfortó el haberle echo pasar un mal rato a Harry, no entendía porque.
-Muy bien, ¿como voy a tener novedades, si tu ya te lo sabes todo? ¿donde está Eleanor?
-Sí, ya sabes que yo lo sé todo, ¿os ha dado a todos por preguntar por ella? ¿nadie me va preguntar que tal estoy yo?-empecé a reír, y sentí que Harry me abrazaba por detrás, sintiéndome aún mas completa.
-Bueno, ¿y que tal estás tu? ¿como son los alemanes? ¿majos?
-Ahora ya no sirve, ladronzuela, bueno yo te llamaba para algo, pero se me acaba de olvidar.. haber...
-Lou, eres el mayor, pero tampoco lo eres tanto.
-Ah, ya me acordé, Eleanor y yo vamos a ir a Irlanda, aquí todo es muy aburrido, anoche hablé con Maura, así que está todo solucionado, hasta dentro de poco, ladronzuela.
Me colgó sin dejar que me despidiera, así que me giré y dejé el móvil en la cama, Harry me miraba preguntándome que qué me había dicho.
-Van a venir.
-¿Los dos? ¿O todos?
-Me ha dicho que los dos, pero igual hasta nos traen mas sorpresas.
Le dí un beso, pero noté que su expresión seguía siendo las misma que cuando me había dicho aquello, suspiré y empecé a plantear todo lo que iba a decir.
-Ven - dije cogiéndole de la mano y sentándolo en la cama, al lado mío -. yo.. yo no planeo el futuro, cielo, y si lo planease por supuesto que querría estar contigo, pero no lo sabemos, ni tu ni yo, ¿entiendes?
-Igual es más difícil para ti, ver lo que yo veo detrás de los días que paso contigo, y los días en que no te tengo - me cogió de la mano con fuerza - Durante el tiempo de no tenerte, te iba escribiendo una carta diariamente, pero las tiraba, las quemaba, las destruía, porque pensaba que no merecía la pena decirte lo importante que eres para mí, pero solo eran pensamientos, ahora me doy cuenta de que tenia que haberlas enviado.
-Me enviaste una, y con eso valió, sé que me quieres, y no pienses ni por un momento que yo no siento lo mismo.
-No lo pienso, pero... hay veces en las que me siento un estúpido por decirte como me siento al estar contigo, el decirte el futuro que quiero incluso, y tu respondes reacia, como si no tuviera importancia, y...
-Para..., sé que algunas veces no digo nada, pero por que tampoco sé que decir, ¿sabes? nunca he tenido una relación así, ya conoces a Mike, no es... no es como tú, tú eres genial, eres... eres la persona que más amo en esta vida, ¿no lo entiendes? sabes los miles de defectos que tengo, y uno de ellos es no saber actuar cuando debo, no saber responderte a las miles de cosas que...-empecé a llorar -, que me dices, porque nunca, en la vida, me lo han dicho.
Sus brazos cálidos se apoderaron de mi cuerpo, me aferré a él, no quería que me soltase, no quería que me viera llorar por lo que sentía, era una de mis debilidades. Y también, no quería que me viese llorar por lo que le iba a contar...
-Lo siento amor, no debí decirte nada, no quiero que te pongas así, soy un estúpido, joder.
-No - me separé de él dudosamente, y me limpié las lágrimas -, en algún momento teníamos que hablar de todo esto, y a parte - volví a llorar -, no te he sido sincera del todo, así que no es culpa tuya el que esté llorando.
-¿Qué? ¿Que pasa? -su mirada ya no era tierna, su ceño estaba fruncido y apartó sus manos de mí.


Después de contarle todas y cada una de las cosas que me dijo Louis, y de todo lo que le había dicho yo, se quedó quieto, miraba a la nada, me acerqué a él, diciéndole que no quería hacerle daño, que mil veces preferiría estar con él, pero solo sirvió para que su brazo me apartará con fuerza de él y se marchara por la puerta, sin decirme nada. No lloré, yo también deje mi mirada a la nada, acurrucada en la cama, deseando que volviera, deseando que me perdonara, deseando mil cosas antes de estar ahí fría, sin nadie que me abrace, sin nadie que me dé besos, y pensando que quizá nunca los tenga.
Al cabo de dos horas, oí pasos en la puerta, me levanté de la cama lo más rápido posible, provocando un mareo, pero me dio igual, abrí la puerta esperando encontrarlo, pero no, no era él.
-No se que ha pasado, pero Harry se ha ido, no hace falta que me lo cuentes, pero creo que necesitas estar con alguien - la sonrisa de Niall me pudo convencer y me lancé a sus brazos.
-No creo que él quiera que te lo cuente... no me dejes sola esta noche, por favor, por favor.
-Ay, Eva, ¿aún te queda por aprender todo lo que te quiero? Coge tus cosas, te trasladas a mi habitación-me cogió por los hombros y me dio un beso en la frente, y se fue.
Con vaguedad  cogí el asa de la maleta, ya que no había sacado nada, la llevé al final del pasillo donde según mi intuición estaba su habitación. Iba a ser una noche muy larga.

Capitulo 35.

No me molestaba el hecho de hubiese estado con otra, me molestaba que hubiese sido con ella, porque ella no lo hacía con el fin de pasar un buen rato, lo hizo por maldad, porque sabía que a mi me iba a afectar, que me iba a doler... Sí, por supuesto que me dieron ganas de llorar, pero mi orgullo las reprimió, tuve que mostrar indiferencia, aunque las tazas rotas y el café caliente ardiéndome en los pies, ya me había delatado, me agaché acoger con cuidado los trozos de cristal y loza, mis pies descalzos estaban mojados, tanto de zumo como de café, me los sequé con el final de mis pantalones, y después de observar la rosa unos segundos, la aparté a medio metro de mí. Cuando estuve en pie, le sonreí.
-Pues no tuviste que pensártelo mucho.
-No es lo que tu piensas, de verdad no fue...
-No me importa - le interrumpí, mientras esquivaba su cuerpo y bajaba las escaleras.
Me causaba rabia ver la camiseta encima de todas las cosas, en la bandeja, me causaban ganas de buscarla y entregársela en mano, decirle que él era mío y que ella no era nada para él. Pero hubiera sido un tanto celosa y orgullosa, me dirigía a la cocina, sintiendo mis pies pegajosos, no sabía donde estaba, así que después de acabar en una habitación pequeña, llena de abrigos, y un baño, encontré la cocina. Era espaciosa, sueño de toda madre, quizá incluso mi madre la habría deseado algún día... Dejé la bandeja en la encimera, y apoyé mis manos en ella, empecé a pensar en sí había ido muy lejos en sacar conclusiones donde no las había, en teoría ese tiempo él y yo estábamos "separados"... Pero como decía antes, el hecho de que hubiera sido con ella, era lo que mas me molestaba. Cogí la camiseta y la doblé, la deje a un lado y puse a un lado lo trozos rotos con cuidado.
-Déjame entenderlo, él se levanta a las 8 de la mañana para ir a la floristería, y llegar a tiempo de hacerte el desayuno, ¿y tu se lo tiras?
-Ha sido un accidente - dije sonriendo.
-Bueno, igualmente al café le faltaba azúcar, no te has perdido mucho - la madre de Niall me apartó de la encimera con delicadeza.
-Lo siento, el suelo del piso de arriba esta algo manchado, lo limpio en seguida, pero no se..
-Dentro de ese armario - dijo señalándome con la mirada, una puerta, suponía que era la despensa.
Me dirigí ahí y vi una especie de aspiradora, no sabía si se refería a eso, pero por lo que había dentro de aquel cuarto, no había otra cosa que se refiriese a limpieza.
-Va a vapor, es muy fácil usarla, cielo, la entenderás por el camino.
Una última sonrisa y se marchó mientras yo intentaba averiguar como se encendería. Cogí la parte del centro de el aspirador, y se desencajó sin problemas, era un aparato de mano dentro de uno que realmente sería de brazo, no entendía muy bien el funcionamiento, pero investigué mientras subía por las escaleras, hasta que el sonido de mi móvil me llamó la atención, subí con mas rapidez pero dejo de sonar, y era su voz quien reemplazo la música. Subí despacio, para enterarme con quien estaba hablando. No tenía porque sentirme mal, él era el que estaba hablando con un móvil que no era el suyo, y yo estaba escuchando conversaciones ajenas, todo tenía su enlace.
-No lo sé, pero tiene argumento, ¿esta ella contigo? - sus silencios se hacían eternos -, pues cuando llegue llámame, pero a mí, no a Eva.
Después de oír como dejaba mi móvil en el escritorio, encendí sin querer el pequeño aspirador, por disimular me agaché y empecé a limpiar aquel estropicio, al parecer aquella máquina incluso lo dejaba mas brillante de lo normal. Cuando sentí que se agachaba para estar a mi altura, la apagué, y le miré.
-¿Qué? -dije toscamente.
-Te prometo que no paso nada, solo hablamos y se quedo a dormir, pero no paso nada.
-Ya, bueno, tu y yo hablamos mucho entonces.
-Eva, por favor, créeme, solo hablamos.
Después de un breve razonamiento entre sus palabras y sus miradas, empecé a pensar que igual era yo la que sacaba las cosas de su lugar, me había repetido mil veces que durante ese tiempo no estábamos juntos, que tanto él como yo, podíamos hacer lo que nos diese la gana, e incluso razoné en que estaba diciéndome la verdad.
-Lo siento.
-Eh... No amor..., en todo caso debo disculparme yo, debí decírtelo desde un comienzo.
Me senté en el suelo, cruzando las piernas, y él hizo lo mismo, me recogió un mechón de pelo detrás de la oreja, y fue acariciándome la cara hasta llegar al cuello, donde se encontró con el collar que él me había regalado por mi cumpleaños. Cogí su mano antes de que la apartara de mi cuerpo, la acaricie y me acerque mas a él.
-¿Me prometes que no paso nada? - le dije casi en un susurro, mirándole.
-Te lo prometo.
Se fue acercando más y me besó, un lento y suave beso. Cuando nos separamos, ambos sonreímos y nos sonrojamos, parecía que nos hubiera dado vergüenza el hecho de besarnos, aunque lo habíamos hecho ya mil veces, ese beso fue uno de los besos mas especiales que tuve con él.
-¿Con quien hablabas? -pregunte al fin, quitándome todo sentimiento de vergüenza.
-Ah, lo siento, lo cogí sin querer, era Louis, quería saber como estabas.
-Vaya, pues lo llamaré luego.
En ese momento me vino a la cabeza la promesa que me hice de contarle todo lo que me había pasado con Louis, el día de mi cumpleaños. Al fin y al cabo se lo merecía, pero no sabia como empezar ese tipo de conversación, siempre habían sido a mi a quien le decían ese tipo de cosas, nunca era yo la que se tenía que excusar de cosas inapropiadas en una relación. No encontraba palabras para empezar, y creía que ese no era el momento, algo en lo que me equivoqué.
-¿Y eso que es? - me dijo sonriendo.
-Pues una especie de aparato que me gustaría tener en mi casa.
-¿En que casa? ¿En nuestra futura casa?

jueves, 1 de noviembre de 2012

Capitulo 34.

Su mirada seguía sin apartarla de mis ojos, era cierto, se veía sinceridad en sus ojos, ¿tanto me necesitaba? eso me hacía sentir una completa arrogante, le había echado de menos durante ese mes, mucho de menos, pero tenía otros puntos fijos por los que recuperarme de aquella depresión, por ejemplo mis hermanos, y por supuesto también él, pero no de la misma manera. Tenía que entender, que en mi vida ellos son lo primordial, y en ese momento me sentí la peor persona del mundo, tanto con mis hermanos como con él, si se suponía que me importaban tanto mis hermanos, ¿que hacía allí? si se suponía que amaba a Harry, ¿porque me sentía tan inferior? ¿tan.. inigualada a sus sentimientos? Mi reacción a partir de mis sentimientos, fue la siguiente.
-Lo... lo siento, no pensaba.. no creía.. que..
-Te amo Eva, eso que te quede claro, no quiero que esto se acabe, nunca, ¿entiendes?
-No te merezco, te mereces algo mejor que yo... yo... yo no...
-Amor - me colocó un mechón de pelo detrás de la oreja, estaba conteniendo las lágrimas -, ¿que es lo que pasa? Es que... es que ¿ya no sientes lo mismo?
-No - dije lo más rápido posible -, no es eso, sabes perfectamente que te quiero, que... que te amo - me acerque a él acariciando su cara -, pero... pero me siento insuficiente para ti, si tu quieres que esto dure... de verdad... Tienes que entenderme, mas de..
-¿Tiene que ver por lo que te grité aquella vez no? - mi mirada cayo al suelo -, lo siento, no era mi intención, estaba enfadado conmigo mismo, por no poder ayudarte, eres mi vida, y verte así me influía también a mi... al fin y al cabo ambos hemos perdido lo mismo, y... y podremos volver a tenerlo mas adelante, con tiempo...
-¿De verdad quieres estar conmigo? - mi voz tartamudeaba -, con mis miles de defectos, con mis mil ignorancias, con mis manías, con mis continuas depresiones, incluso con mis hermanos, ¿estas seguro? 
Vaciló un momento, lo que provocó que acabase con las lágrimas cayéndome por las mejillas.
-¿Te piensas que soy perfecto? Todas esa cosas que me dices, para mi son insignificantes, bueno, tus hermanos no tanto, pero lo demás... Yo te quiero a ti, y si eso conlleva aguantarte todas esas cosas, que a mí ni me molestan, pues lo haré, porque eres tú, eres tú la que me da las ganas de vivir.
Durante unos segundos me quedé mirándolo, después de reaccionar, nos fluimos en un beso, era necesario ese sello en aquella promesa que me había hecho, aunque también era porque había anhelado sus besos tanto como estar cerca de él.
A los pocos minutos de seguir compartiendo el mismo espacio, me separé de él al recordar que le tenía que preguntar, porque me había dado aquel libro.
-Quería que por lo menos compartiésemos algo mientras estuviéramos separados, pero pretendía ir a buscarte antes de que llegase aquel final tan horrible, lo que me ha sido imposible, porque supongo que no habrás empezado a leerlo, y has venido tu ha buscarme.
-Pero.. ¿tu lo estabas leyendo?
Sonrió, y me cogió de la muñeca, me dio media vuelta y cogiéndome por la cintura y besándome el cuello por detrás me llevó a una habitación con la puerta medio abierta, la terminé de abrir dándole un golpe con el pie. Sin creérmelo la cama estaba hecha, pero en el escritorio había un montón de hojas tanto arrugadas como lisas, escritas y en blanco, y encima de una especie de cómoda estaba el mismo libro que tenía yo, y un trozo de papel de color azul, sobresalía por la mitad del libro.
-¿Te lo estabas leyendo? - dije mientras me giraba.
Mi sonrisa junto con la suya se atraían solas, por lo que acabamos besándonos otra vez. En medio del beso, el intentaba hablar.
-Sabes... que ...por ti... - desencajé mis labios de los suyos para que pudiese hablar -, por ti, haría lo que fuese.

Lo siguiente fue quedarnos en aquella habitación durante todo lo que quedaba de día, no salimos a cenar a pesar de que Maura y Niall vinieran a llamar unas cuantas veces, la escusa era que yo estaba muy cansada por el viaje, pero aún así siguieron insistiendo, hasta que, después de unas horas, dejaron de subir.
Solo hablábamos, o ese era el principio, después de un rato de contarnos todo lo que habíamos hecho durante ese mes, los besos se fueron volviendo mas apasionados, y los roces mas cercanos, ya no estábamos sentados, si no tumbados, con su mano deslizándose por todo el perfil de mi cuerpo y la mía dibujando trazo a trazo su pecho, la ropa empezaba a escasear, y sin saberlo el edredón de la cama ya nos cubría del cuello hasta el final.
Por la mañana, me dí cuenta de que él no estaba al lado mío como siempre solía estar, con una de sus preciosas sonrisas, mirándome y dándome pequeños besos por toda la cara. Me quité el edredón de encima y me puse en pie, simplemente con la ropa interior, toqué con cuidado la cicatriz que tenía en el vientre y ya no significó un recuerdo triste, si no un simple recuerdo y punto, no tenía porque darle un significado especial, y si lo hacía, tendría que ser de felicidad, porque en ese momento todo lo que hubiera hecho con él, había sido fantástico, no tenía porque relacionarlo con algo malo...
Fui hacia la cómoda y abrí el primer cajón, donde la sorpresa me llevo al enfado, encima de todas sus camisetas y sus polos, me llamó la atención una camiseta rosa de tirantes, que a vista, se notaba que no era de Harry, y por supuesto, tampoco mía. Saqué de mi maleta mi pantalón gris y la primera camiseta que vi.
Mientras bajaba por las escaleras, empecé a darme cuenta de que no tenía porque enfadarme, él no estaba conmigo, ni yo con él, podía haber hecho lo que el quisiese, lo mismo que yo, no podía culparle por hacer algo que.. en si, una persona necesita... 'Pero me lo podía haber dicho antes' pensé 'Aunque ni si quiera hubo tiempo de dar esas explicaciones'. Con la camiseta en la mano y a mitad de las escaleras, su ojos se encontraron con los míos, estaba con una bandeja de madera, que llevaba dos tazas y dos vasos de zumo de naranja, y como no, la típica rosa roja, entre todas esas cosas.
-No...no es lo que parece.
-No importa, tranquilo, no importa - dije dándome la vuelta y volviendo a la habitación.
-Te prometo que no fue nada, no...no...
-¡Para! No tienes que darme explicaciones, ¿vale? - me acerque a cogerle la bandeja.
Puso su mano en la cabeza, y miro al suelo.
-Fue Amelia.
Analicé el nombre después de que el zumo y el café caliente cayeran por mis pies.