jueves, 1 de noviembre de 2012

Capitulo 34.

Su mirada seguía sin apartarla de mis ojos, era cierto, se veía sinceridad en sus ojos, ¿tanto me necesitaba? eso me hacía sentir una completa arrogante, le había echado de menos durante ese mes, mucho de menos, pero tenía otros puntos fijos por los que recuperarme de aquella depresión, por ejemplo mis hermanos, y por supuesto también él, pero no de la misma manera. Tenía que entender, que en mi vida ellos son lo primordial, y en ese momento me sentí la peor persona del mundo, tanto con mis hermanos como con él, si se suponía que me importaban tanto mis hermanos, ¿que hacía allí? si se suponía que amaba a Harry, ¿porque me sentía tan inferior? ¿tan.. inigualada a sus sentimientos? Mi reacción a partir de mis sentimientos, fue la siguiente.
-Lo... lo siento, no pensaba.. no creía.. que..
-Te amo Eva, eso que te quede claro, no quiero que esto se acabe, nunca, ¿entiendes?
-No te merezco, te mereces algo mejor que yo... yo... yo no...
-Amor - me colocó un mechón de pelo detrás de la oreja, estaba conteniendo las lágrimas -, ¿que es lo que pasa? Es que... es que ¿ya no sientes lo mismo?
-No - dije lo más rápido posible -, no es eso, sabes perfectamente que te quiero, que... que te amo - me acerque a él acariciando su cara -, pero... pero me siento insuficiente para ti, si tu quieres que esto dure... de verdad... Tienes que entenderme, mas de..
-¿Tiene que ver por lo que te grité aquella vez no? - mi mirada cayo al suelo -, lo siento, no era mi intención, estaba enfadado conmigo mismo, por no poder ayudarte, eres mi vida, y verte así me influía también a mi... al fin y al cabo ambos hemos perdido lo mismo, y... y podremos volver a tenerlo mas adelante, con tiempo...
-¿De verdad quieres estar conmigo? - mi voz tartamudeaba -, con mis miles de defectos, con mis mil ignorancias, con mis manías, con mis continuas depresiones, incluso con mis hermanos, ¿estas seguro? 
Vaciló un momento, lo que provocó que acabase con las lágrimas cayéndome por las mejillas.
-¿Te piensas que soy perfecto? Todas esa cosas que me dices, para mi son insignificantes, bueno, tus hermanos no tanto, pero lo demás... Yo te quiero a ti, y si eso conlleva aguantarte todas esas cosas, que a mí ni me molestan, pues lo haré, porque eres tú, eres tú la que me da las ganas de vivir.
Durante unos segundos me quedé mirándolo, después de reaccionar, nos fluimos en un beso, era necesario ese sello en aquella promesa que me había hecho, aunque también era porque había anhelado sus besos tanto como estar cerca de él.
A los pocos minutos de seguir compartiendo el mismo espacio, me separé de él al recordar que le tenía que preguntar, porque me había dado aquel libro.
-Quería que por lo menos compartiésemos algo mientras estuviéramos separados, pero pretendía ir a buscarte antes de que llegase aquel final tan horrible, lo que me ha sido imposible, porque supongo que no habrás empezado a leerlo, y has venido tu ha buscarme.
-Pero.. ¿tu lo estabas leyendo?
Sonrió, y me cogió de la muñeca, me dio media vuelta y cogiéndome por la cintura y besándome el cuello por detrás me llevó a una habitación con la puerta medio abierta, la terminé de abrir dándole un golpe con el pie. Sin creérmelo la cama estaba hecha, pero en el escritorio había un montón de hojas tanto arrugadas como lisas, escritas y en blanco, y encima de una especie de cómoda estaba el mismo libro que tenía yo, y un trozo de papel de color azul, sobresalía por la mitad del libro.
-¿Te lo estabas leyendo? - dije mientras me giraba.
Mi sonrisa junto con la suya se atraían solas, por lo que acabamos besándonos otra vez. En medio del beso, el intentaba hablar.
-Sabes... que ...por ti... - desencajé mis labios de los suyos para que pudiese hablar -, por ti, haría lo que fuese.

Lo siguiente fue quedarnos en aquella habitación durante todo lo que quedaba de día, no salimos a cenar a pesar de que Maura y Niall vinieran a llamar unas cuantas veces, la escusa era que yo estaba muy cansada por el viaje, pero aún así siguieron insistiendo, hasta que, después de unas horas, dejaron de subir.
Solo hablábamos, o ese era el principio, después de un rato de contarnos todo lo que habíamos hecho durante ese mes, los besos se fueron volviendo mas apasionados, y los roces mas cercanos, ya no estábamos sentados, si no tumbados, con su mano deslizándose por todo el perfil de mi cuerpo y la mía dibujando trazo a trazo su pecho, la ropa empezaba a escasear, y sin saberlo el edredón de la cama ya nos cubría del cuello hasta el final.
Por la mañana, me dí cuenta de que él no estaba al lado mío como siempre solía estar, con una de sus preciosas sonrisas, mirándome y dándome pequeños besos por toda la cara. Me quité el edredón de encima y me puse en pie, simplemente con la ropa interior, toqué con cuidado la cicatriz que tenía en el vientre y ya no significó un recuerdo triste, si no un simple recuerdo y punto, no tenía porque darle un significado especial, y si lo hacía, tendría que ser de felicidad, porque en ese momento todo lo que hubiera hecho con él, había sido fantástico, no tenía porque relacionarlo con algo malo...
Fui hacia la cómoda y abrí el primer cajón, donde la sorpresa me llevo al enfado, encima de todas sus camisetas y sus polos, me llamó la atención una camiseta rosa de tirantes, que a vista, se notaba que no era de Harry, y por supuesto, tampoco mía. Saqué de mi maleta mi pantalón gris y la primera camiseta que vi.
Mientras bajaba por las escaleras, empecé a darme cuenta de que no tenía porque enfadarme, él no estaba conmigo, ni yo con él, podía haber hecho lo que el quisiese, lo mismo que yo, no podía culparle por hacer algo que.. en si, una persona necesita... 'Pero me lo podía haber dicho antes' pensé 'Aunque ni si quiera hubo tiempo de dar esas explicaciones'. Con la camiseta en la mano y a mitad de las escaleras, su ojos se encontraron con los míos, estaba con una bandeja de madera, que llevaba dos tazas y dos vasos de zumo de naranja, y como no, la típica rosa roja, entre todas esas cosas.
-No...no es lo que parece.
-No importa, tranquilo, no importa - dije dándome la vuelta y volviendo a la habitación.
-Te prometo que no fue nada, no...no...
-¡Para! No tienes que darme explicaciones, ¿vale? - me acerque a cogerle la bandeja.
Puso su mano en la cabeza, y miro al suelo.
-Fue Amelia.
Analicé el nombre después de que el zumo y el café caliente cayeran por mis pies.

3 comentarios:

  1. Para cuando el proximo?!!??!?!?

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  2. Me encanta, me has dejado sin palabras *_____*

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  3. Tuuu bichejo!!
    que haces con tu vida que me dejas a medias? Despues de hacer que me enganche no puedes dejarme sin capítulos que leer.
    A escribir eeh

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