Las 6 de la tarde, decidí llevar a mi hermano al encuentro que iba a tener con el tipo del móvil. Cómo siempre, mi hermano quería ir simplemente para montarse en la noria, así que tuve que sacar algo de dinero de la hucha familiar. A mi tía le habían dado el día libre, así que se quedó con Emma. Me estuve cambiando de ropa unas mil veces, porque no quería parecer una chica necesitada de robar un móvil, a parte estuve, también, haciéndome un pequeño discurso de qué le iba a decir a cierta persona. Se me pasó el tiempo volando, y ya eran las 6:30, así que apuré un poco en mi mente lo que tenia pensado decirle, le puse una bufanda a mi hermano, y yo me puse el mismo gorro de aquella mañana, respiré hondo un par de veces antes de abrir la puerta de la casa y salimos.
Durante el camino Bill me contaba sobre su colegio y sobre qué flores les habían llevado a mis padres, había mucha gente, bueno, gente no,chicas, y algún par de chicos, con pancartas con fotos de tipos que no conocía en ese momento. Se habían amontonado justo enfrente de la entrada al London Eye, así que, como eran menos diez, me quedé esperando a un lado. Supuse que "lo reconocería" según él.
-Tiene que haber algún tipo, que le pegue el nombre Louis, ¿ves a alguien?
-No, pero quiero un algodón de azúcar, ¿ me compras uno?
Me miró haciendo pucheros y me convenció, fuimos a un puesto de dulces que había cerca de dónde estábamos. Y mientras nos dirigíamos al mismo lugar, el alboroto de chicas empezó a chillar.
Empezaba a hacer fresco, y le acomodé la bufanda a Bill para que le abrigara todo el pecho. Miré mi reloj, y ya eran las siete en punto.
Un chico con un abrigo marrón se estaba acercando a nosotros. Levanté a mi hermano en brazos. Y vi que me miraba descaradamente, tenía los ojos verdes y el pelo rubio, casi tan rubio como Emma. Por un momento me asusté, porque venía directamente hacia mi, iba bastante camuflado, una bufanda blanca rodeaba todo su cuello, hasta un poco mas arriba de su boca.
-¿Tu eres la del móvil? - me dijo mientras seguía acercándose a mí.
-¿Eres Louis?
- Si, osea no, pero sígueme, él esta por aquí.
Le seguí bastante cautelosa, estaba con mi hermano, no creía que fuera a hacerme nada. Cuando me di cuenta ya nos habíamos alejado bastante de la multitud de chicas. Pero se seguían oyendo sus gritos. Mi hermano me empezó a susurrar al oído que quería montarse en la noria, y le dije en voz alta que luego volveríamos, haciendo que el chico rubio girase un poco la cabeza. Bill empezó a cantar canciones infantiles, y yo le seguí, sin darnos cuenta estábamos cantando muy alto, llamando la atención del chico y haciendo que se riera. Me empezaron a doler los brazos por estar tanto tiempo con mi hermano en brazos. Así que lo bajé y empezó a andar.
Habíamos llegado a un tipo de edificio, con una pinta de que debía costar muy caro vivir allí.
-Espera, ¿donde esta el chico del móvil?
-Arriba, tranquila solo hay que subir a...
-Yo no pienso subir, te lo doy a ti, si eso.
-Niall, Zayn esta solo en... Vaya, no pierdes el tiempo eh
Un chico de pelo castaño claro prácticamente liso y el flequillo hacia un lado, había aparecido de repente. Los dos estaban hablando y yo me percaté de cogerle fuerte la mano a Bill, mi desconfianza aumentaba según veía como hablaban, sin perder tiempo pregunté.
-¿Eres Louis? - dije un poco nerviosa
Sin razón alguna, se empezaron a reír, algo que me enfadó.
-¿Eres Eva no?
Asentí, sin saber porque sabía mi nombre. Y luego recordé habérselo dicho al tipo del móvil.
-El es Liam - moví la cabeza para que pareciera un saludo, pero se me acercó y me dio un beso en la mejilla -, él te va llevar con Louis, yo tengo que irme.
Sin esperar una respuesta se fue corriendo por la dirección que habíamos venido. El otro chico, Liam, seguía mirándome, me incomodó.
-¿En serio no sabes quiénes somos?
Tras reconocer su cara, respondí.
-Oh sí, ya me acuerdo - en la cara de Liam apareció una bonita sonrisa -, tú estabas con el que me cogió el gorro ¿no?
La sonrisa se le borró al terminar de contestarle, y me miró incrédulo.
-Vamos, que nos están esperando.
-Ya le he dicho a tu amigo que no voy a subir.
-Anda Eva, que no mordemos, es más - dijo mirando a mi hermano - tenemos algunos juguetes que te gustarán.
Eso hizo que mi hermano me volviera a mirar con una estúpida mueca, solo intentaba volver a poner la misma cara que cuando le hube comprado el algodón de azúcar: pucheros.
Subimos por un ascensor, que si no hubiera sido por que él presionó un botón, yo no sabría ni como usar ese panel de botones.
Cuando se abrieron las puertas sonó la típica música de los ascensores en las películas, el sonido hizó que me quedara un rato dentro del ascensor intentando averiguar de dónde salía, parecía una niña pequeña andando en círculos pequeños y mirando hacia arriba, dónde no encontré una respuesta a mi duda.
Creía que era la última planta, porque cuando salí no habían ni 4 ni 3 puertas, lo normal en un edificio de apartamentos, solo había una sola puerta, y no era una puerta normal, creo que del ancho de la cómoda de mi habitación, y la altura como el armario al que nunca llegaba a coger nada.
Mi hermano no se lo pensó dos veces y entro corriendo, yo detrás de él, para que no se metiera en líos, dejando atrás al tal Liam.
Cuando entre a esa... ¿mansión? Me puse a comparar mi casa con aquella cosa gigante. Mi casa era un cuarto de basura, comparado con lo que vi. Había unos cristales en una parte de la "mansión" envés de paredes, se veía la luna, la luna enfermiza, de un color amarillento. Y ahí estaba el Big Ben, con el reloj apuntando a las siete y cuarto.
-Llegas tarde a nuestra cita previa, señorita.
Me giré de golpe al oír la voz del tipo que tenía mi gorro, me lo quité enseguida y lo guardé en el bolsillo del abrigo, dejando mi pelo despeinado.
-Te vuelvo a decir, que me lo encontré en el suelo, no fue mi intención...
-Y yo te vuelvo a decir que no importa - le interrumpí, y saqué su móvil de mi bolsillo del pantalón - , toma.
Empecé a buscar a mi hermano con la mirada, y lo vi en un sofá de colores que había mas adentro de la "mansión", estaba saltando feliz, con otro chico, de pelo rizado, me hizo gracia que sus rizos volaban al igual que la bufanda de mi hermano.
-Vaya, ladronzuela, ¿para que querías mi móvil?
-Estoy segura de que a eso puedes responder tú.
-Sí responderé, pero todo a su debido tiempo - me indicó con los ojos que me sentara, y lo hice estaba cansada - cuéntame tu primero, ¿porque llorabas?
Durante el camino Bill me contaba sobre su colegio y sobre qué flores les habían llevado a mis padres, había mucha gente, bueno, gente no,chicas, y algún par de chicos, con pancartas con fotos de tipos que no conocía en ese momento. Se habían amontonado justo enfrente de la entrada al London Eye, así que, como eran menos diez, me quedé esperando a un lado. Supuse que "lo reconocería" según él.
-Tiene que haber algún tipo, que le pegue el nombre Louis, ¿ves a alguien?
-No, pero quiero un algodón de azúcar, ¿ me compras uno?
Me miró haciendo pucheros y me convenció, fuimos a un puesto de dulces que había cerca de dónde estábamos. Y mientras nos dirigíamos al mismo lugar, el alboroto de chicas empezó a chillar.
Empezaba a hacer fresco, y le acomodé la bufanda a Bill para que le abrigara todo el pecho. Miré mi reloj, y ya eran las siete en punto.
Un chico con un abrigo marrón se estaba acercando a nosotros. Levanté a mi hermano en brazos. Y vi que me miraba descaradamente, tenía los ojos verdes y el pelo rubio, casi tan rubio como Emma. Por un momento me asusté, porque venía directamente hacia mi, iba bastante camuflado, una bufanda blanca rodeaba todo su cuello, hasta un poco mas arriba de su boca.
-¿Tu eres la del móvil? - me dijo mientras seguía acercándose a mí.
-¿Eres Louis?
- Si, osea no, pero sígueme, él esta por aquí.
Le seguí bastante cautelosa, estaba con mi hermano, no creía que fuera a hacerme nada. Cuando me di cuenta ya nos habíamos alejado bastante de la multitud de chicas. Pero se seguían oyendo sus gritos. Mi hermano me empezó a susurrar al oído que quería montarse en la noria, y le dije en voz alta que luego volveríamos, haciendo que el chico rubio girase un poco la cabeza. Bill empezó a cantar canciones infantiles, y yo le seguí, sin darnos cuenta estábamos cantando muy alto, llamando la atención del chico y haciendo que se riera. Me empezaron a doler los brazos por estar tanto tiempo con mi hermano en brazos. Así que lo bajé y empezó a andar.
Habíamos llegado a un tipo de edificio, con una pinta de que debía costar muy caro vivir allí.
-Espera, ¿donde esta el chico del móvil?
-Arriba, tranquila solo hay que subir a...
-Yo no pienso subir, te lo doy a ti, si eso.
-Niall, Zayn esta solo en... Vaya, no pierdes el tiempo eh
Un chico de pelo castaño claro prácticamente liso y el flequillo hacia un lado, había aparecido de repente. Los dos estaban hablando y yo me percaté de cogerle fuerte la mano a Bill, mi desconfianza aumentaba según veía como hablaban, sin perder tiempo pregunté.
-¿Eres Louis? - dije un poco nerviosa
Sin razón alguna, se empezaron a reír, algo que me enfadó.
-¿Eres Eva no?
Asentí, sin saber porque sabía mi nombre. Y luego recordé habérselo dicho al tipo del móvil.
-El es Liam - moví la cabeza para que pareciera un saludo, pero se me acercó y me dio un beso en la mejilla -, él te va llevar con Louis, yo tengo que irme.
Sin esperar una respuesta se fue corriendo por la dirección que habíamos venido. El otro chico, Liam, seguía mirándome, me incomodó.
-¿En serio no sabes quiénes somos?
Tras reconocer su cara, respondí.
-Oh sí, ya me acuerdo - en la cara de Liam apareció una bonita sonrisa -, tú estabas con el que me cogió el gorro ¿no?
La sonrisa se le borró al terminar de contestarle, y me miró incrédulo.
-Vamos, que nos están esperando.
-Ya le he dicho a tu amigo que no voy a subir.
-Anda Eva, que no mordemos, es más - dijo mirando a mi hermano - tenemos algunos juguetes que te gustarán.
Eso hizo que mi hermano me volviera a mirar con una estúpida mueca, solo intentaba volver a poner la misma cara que cuando le hube comprado el algodón de azúcar: pucheros.
Subimos por un ascensor, que si no hubiera sido por que él presionó un botón, yo no sabría ni como usar ese panel de botones.
Cuando se abrieron las puertas sonó la típica música de los ascensores en las películas, el sonido hizó que me quedara un rato dentro del ascensor intentando averiguar de dónde salía, parecía una niña pequeña andando en círculos pequeños y mirando hacia arriba, dónde no encontré una respuesta a mi duda.
Creía que era la última planta, porque cuando salí no habían ni 4 ni 3 puertas, lo normal en un edificio de apartamentos, solo había una sola puerta, y no era una puerta normal, creo que del ancho de la cómoda de mi habitación, y la altura como el armario al que nunca llegaba a coger nada.
Mi hermano no se lo pensó dos veces y entro corriendo, yo detrás de él, para que no se metiera en líos, dejando atrás al tal Liam.
Cuando entre a esa... ¿mansión? Me puse a comparar mi casa con aquella cosa gigante. Mi casa era un cuarto de basura, comparado con lo que vi. Había unos cristales en una parte de la "mansión" envés de paredes, se veía la luna, la luna enfermiza, de un color amarillento. Y ahí estaba el Big Ben, con el reloj apuntando a las siete y cuarto.
-Llegas tarde a nuestra cita previa, señorita.
Me giré de golpe al oír la voz del tipo que tenía mi gorro, me lo quité enseguida y lo guardé en el bolsillo del abrigo, dejando mi pelo despeinado.
-Te vuelvo a decir, que me lo encontré en el suelo, no fue mi intención...
-Y yo te vuelvo a decir que no importa - le interrumpí, y saqué su móvil de mi bolsillo del pantalón - , toma.
Empecé a buscar a mi hermano con la mirada, y lo vi en un sofá de colores que había mas adentro de la "mansión", estaba saltando feliz, con otro chico, de pelo rizado, me hizo gracia que sus rizos volaban al igual que la bufanda de mi hermano.
-Vaya, ladronzuela, ¿para que querías mi móvil?
-Estoy segura de que a eso puedes responder tú.
-Sí responderé, pero todo a su debido tiempo - me indicó con los ojos que me sentara, y lo hice estaba cansada - cuéntame tu primero, ¿porque llorabas?
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