El olor del ambiente me sonó, un repelente olor a porro y alcohol se apoderó de mi olfato y me dieron arcadas. Di media vuelta e intenté buscar a Danielle y Eleanor, pero empecé a ver borroso por la mezcla de olores y el efecto de lo que había bebido, no pude encontrarlas. Mi cabeza daba vueltas y vueltas en aquel tumulto de música, risas y personas, me mareé e intenté apartarme de aquel sitio, pero antes de que pudiera reaccionar, él me cogió del brazo con bastante fuerza.
-¿No quieres pasarlo bien, Eva? - su cara se apegó a la mía.
-¡Suéltame!- me zarandeé todo lo que pude, pero me fue imposible soltarme de él.
-Vamos, Eva, como los viejos tiempos-acercó su cuerpo al mío-, ¿o es que te has olvidado?
Los chicos que estaban con él, empezaron a reírse. Él solo se frotó contra mi cuerpo y me rodeó con sus brazos, con mucha fuerza, no pude hacer nada para separarme. Empecé a derramar algunas lágrimas, me hacía daño, cuando los otros dos me vieron, intentaron calmarlo pero fue imposible, hasta que las vi llegar...
-¡¿¡Qué haces?!? - Eleanor lo apartó de mí, con un puñetazo en la cara.
-El, no te pases... - se acercó a toda velocidad a mí, y vi como sus rizos rebotaban a cuanta más velocidad cogía.
-Puto cabrón.
-Anda, pero si tienes nuevas amigas - se tocó el ojo y volvió a sonreír.
Eleanor le dio una patada en la tibia y se calló al suelo. Me sequé las pocas lágrimas de mi cara y dejé de llorar, estaba muy nerviosa, después de todo lo que hubo pasado no quise verle, ni mucho menos en esa noche, porque fue la primera vez que salía a divertirme desde hacía mucho tiempo, y quise pasármelo bien. Sabía que ver esa mañana a Reneé y Penny, traería consecuencias. Danielle me llevo al baño, y empezó a preguntarme si me había echo algo, yo negaba con la cabeza, y les dije que necesitaba irme a casa. Se miraron entre ellas y asintieron, me sentí culpable por haberles arruinad la noche, pero no me sentía bien y los mareos y las arcadas fueron aumentando.
-Lo siento, de verdad. Pero me tengo que ir, cogeré un taxi o algo para recoger a mis hermanos, ¿vale? - dije cogiendo mi abrigo de la consiga- Quedaros, ya os he fastidiado bastante la noche.
-Ni hablar, nos vamos contigo.
-¿Y si ese tipo se vuelve a acercar?, no no, tranquila tenemos muchos días para salir. - dijo con una sonrisa Danielle.
Cogimos el primer taxi que vimos, y me acordé de todas las cosas que había vivido con él, con Mike. Prácticamente fue mi primer amor, por decirlo de alguna manera, lo conocí con Reneé. La primera noche que nuestros padres nos dejaron salir por la noche, teníamos 15 años, y nuestro horario de vuelta era bastante corto. A medianoche, nos dirigíamos a casa, y nos encontramos con él, y con otros chicos más, como siempre olía a porro y a alcohol, por lo que decidimos pasar de ellos lo mas rápido que pudimos. Por la mañana de ese día, llamaron a mi casa, y mi madre me pasó el teléfono enfadada, porque el qué llamaba dijo que tenía mi cartera.
-¿Si?
-¿Qué pasa, preciosa?
-¿Quién eres?
-Soy el chico de ayer, del que te escabullías con tu amiga.
-Vale, ya me acuerdo, ¿tienes algo mio, no?
-Si, podemos quedar, y te lo doy.
-Claro, ¿puedes ahora?
-Por supuesto, voy a buscarte, ¡sé donde vives!
Cuando me vi con él, me enamoré al momento. Tenía el pelo liso y era rubio, sus ojos se hundían en un profundo azul, pero se drogaba, y eso no me gustó. Empezamos a salir dos semanas después de conocerlo, fue muy rápido, lo reconozco, pero me pintó una vida con él bastante ficticia, una historia ficticia que a una la enamora... En los dos primeros meses discutíamos casi siempre porque fumaba y bebía mucho más de lo normal, pero hubo un tiempo en que lo dejó, pasaron seis meses de estar juntos, y lo hice con él, en aquel período de mi vida fue el momento más feliz sin comparación pero no todo fue de color de rosa, creí que me quería, y yo sabía que le quería, pero cuando cumplimos el año, me enteré de que me había engañado, con Penny. A ella la perdoné, pero a él... no pude ni verle después de que pasasen meses. Mi madre me apoyó en todo, cada vez que iba a mi casa, lo echaba a patadas. Ella estuvo conmigo cada momento, ssupo lo mal que lo estaba pasando, y dejó aun lado sus temas para, simplemente, consolarme. ¿Y que le dí yo? Un muerte fatal... Cuando murieron mis padres, se presentó al funeral, yo no le miré, él tampoco se acercó a mí, ni siquiera para darme el pésame, supuse que sabría que eso no me gustaba. Lo deje pasar, y con el tiempo lo olvidé, tanto a él como a mis "amigas".
-¿Eva? ¿Estas bien? - Danielle interrumpió mis recuerdos.
-Sí, lo siento, estaba en otro mundo -sonreí amargamente.
-Pues vuelve, que hay que bajar del taxi.
Eleanor me abrió la puerta del taxi con una de esas sonrisas perfectas suyas.
Baje rápido del taxi, porque el conductor me estaba mirando raramente. En el Big Ben, ponía exactamente las tres y cuarto de la mañana, me acomodé la bufanda, y entramos al edificio, subimos por el ascensor y mientras dejaba que ellas se apañaran con el panel de botones, saqué de mí bolsillo las cincuenta libras que tenía. Le intenté convencer a Eleanor para darle la mitad de lo que había costado el taxi, pero su única respuesta fue qué la próxima vez, que la habría, pagaría yo.
En el salón solo estaban tres de los chicos. Niall tenía el biberón de mi hermana entre sus brazos, durmiendo en el sofá, Liam se lanzó a abrazar a Danielle, y Eleanor se sentó encima de Louis. Yo empecé a recoger las cosas de mi hermanos, y fui a buscar dónde estaban durmiendo. Entre primero en la habitación de las dos camas, una lámpara de color blanco iluminaba el suelo de la habitación, ahí estaba Bill, y también Harry que estaba sentado en un puf, leyendo uno de los cuentos de mi hermano.
-¿Así que te gustan esos cuentos? - pregunté en un tono muy bajo.
-Más me gustas tu, preciosa.
Le sonreí, y me acerqué a la cama en la que dormía mi hermano. Siseando para que no se despertara empecé a quitarle el edredón que lo cubría.
-¿Qué haces? - dijo mirándome de reojo.
-Me voy, tengo que ir a casa, mañana tengo muchas cosas que hacer.
-Déjalo- dijo cogiéndome de la muñeca y tirando de mía para estar entre sus piernas, encima del puf -, quédate esta noche, quédate conmigo.
Sonreí y me levanté, esa mirada suya y esa sonrisa con la que me lo pidió... no me pude resistir. Volví a tapar a mi hermano, y salí de la habitación. Tenía la intención de volver, pero a parte de que quise preguntarle a los chicos si no les importaba que me quedase, también quise hacerle esperar. Aunque cuando llegué al salón solo estaba Niall, Eleanor y Danielle se estaban yendo, se acercaron a mi en cuanto me vieron y me dieron un beso en la mejilla.
-¿A donde vais? - les pregunté cerrándome el abrigo.
-A casa.
-Entonces esperadme que voy con...
-No cielo, - me dijo Danielle sonríendo - parece ser, que alguien ya te esta esperando ¿no?.
Miré hacia atrás y lo vi, dibujé un simple sonrisa, y las despedí, detrás de mí estaba Harry, apoyado en el arcón que separaba el salón del comedor, me acerqué, y le besé la mejilla.
-No haremos nada que ambos no queramos - dijo sonriéndome.
-¿No quieres pasarlo bien, Eva? - su cara se apegó a la mía.
-¡Suéltame!- me zarandeé todo lo que pude, pero me fue imposible soltarme de él.
-Vamos, Eva, como los viejos tiempos-acercó su cuerpo al mío-, ¿o es que te has olvidado?
Los chicos que estaban con él, empezaron a reírse. Él solo se frotó contra mi cuerpo y me rodeó con sus brazos, con mucha fuerza, no pude hacer nada para separarme. Empecé a derramar algunas lágrimas, me hacía daño, cuando los otros dos me vieron, intentaron calmarlo pero fue imposible, hasta que las vi llegar...
-¡¿¡Qué haces?!? - Eleanor lo apartó de mí, con un puñetazo en la cara.
-El, no te pases... - se acercó a toda velocidad a mí, y vi como sus rizos rebotaban a cuanta más velocidad cogía.
-Puto cabrón.
-Anda, pero si tienes nuevas amigas - se tocó el ojo y volvió a sonreír.
Eleanor le dio una patada en la tibia y se calló al suelo. Me sequé las pocas lágrimas de mi cara y dejé de llorar, estaba muy nerviosa, después de todo lo que hubo pasado no quise verle, ni mucho menos en esa noche, porque fue la primera vez que salía a divertirme desde hacía mucho tiempo, y quise pasármelo bien. Sabía que ver esa mañana a Reneé y Penny, traería consecuencias. Danielle me llevo al baño, y empezó a preguntarme si me había echo algo, yo negaba con la cabeza, y les dije que necesitaba irme a casa. Se miraron entre ellas y asintieron, me sentí culpable por haberles arruinad la noche, pero no me sentía bien y los mareos y las arcadas fueron aumentando.
-Lo siento, de verdad. Pero me tengo que ir, cogeré un taxi o algo para recoger a mis hermanos, ¿vale? - dije cogiendo mi abrigo de la consiga- Quedaros, ya os he fastidiado bastante la noche.
-Ni hablar, nos vamos contigo.
-¿Y si ese tipo se vuelve a acercar?, no no, tranquila tenemos muchos días para salir. - dijo con una sonrisa Danielle.
Cogimos el primer taxi que vimos, y me acordé de todas las cosas que había vivido con él, con Mike. Prácticamente fue mi primer amor, por decirlo de alguna manera, lo conocí con Reneé. La primera noche que nuestros padres nos dejaron salir por la noche, teníamos 15 años, y nuestro horario de vuelta era bastante corto. A medianoche, nos dirigíamos a casa, y nos encontramos con él, y con otros chicos más, como siempre olía a porro y a alcohol, por lo que decidimos pasar de ellos lo mas rápido que pudimos. Por la mañana de ese día, llamaron a mi casa, y mi madre me pasó el teléfono enfadada, porque el qué llamaba dijo que tenía mi cartera.
-¿Si?
-¿Qué pasa, preciosa?
-¿Quién eres?
-Soy el chico de ayer, del que te escabullías con tu amiga.
-Vale, ya me acuerdo, ¿tienes algo mio, no?
-Si, podemos quedar, y te lo doy.
-Claro, ¿puedes ahora?
-Por supuesto, voy a buscarte, ¡sé donde vives!
Cuando me vi con él, me enamoré al momento. Tenía el pelo liso y era rubio, sus ojos se hundían en un profundo azul, pero se drogaba, y eso no me gustó. Empezamos a salir dos semanas después de conocerlo, fue muy rápido, lo reconozco, pero me pintó una vida con él bastante ficticia, una historia ficticia que a una la enamora... En los dos primeros meses discutíamos casi siempre porque fumaba y bebía mucho más de lo normal, pero hubo un tiempo en que lo dejó, pasaron seis meses de estar juntos, y lo hice con él, en aquel período de mi vida fue el momento más feliz sin comparación pero no todo fue de color de rosa, creí que me quería, y yo sabía que le quería, pero cuando cumplimos el año, me enteré de que me había engañado, con Penny. A ella la perdoné, pero a él... no pude ni verle después de que pasasen meses. Mi madre me apoyó en todo, cada vez que iba a mi casa, lo echaba a patadas. Ella estuvo conmigo cada momento, ssupo lo mal que lo estaba pasando, y dejó aun lado sus temas para, simplemente, consolarme. ¿Y que le dí yo? Un muerte fatal... Cuando murieron mis padres, se presentó al funeral, yo no le miré, él tampoco se acercó a mí, ni siquiera para darme el pésame, supuse que sabría que eso no me gustaba. Lo deje pasar, y con el tiempo lo olvidé, tanto a él como a mis "amigas".
-¿Eva? ¿Estas bien? - Danielle interrumpió mis recuerdos.
-Sí, lo siento, estaba en otro mundo -sonreí amargamente.
-Pues vuelve, que hay que bajar del taxi.
Eleanor me abrió la puerta del taxi con una de esas sonrisas perfectas suyas.
Baje rápido del taxi, porque el conductor me estaba mirando raramente. En el Big Ben, ponía exactamente las tres y cuarto de la mañana, me acomodé la bufanda, y entramos al edificio, subimos por el ascensor y mientras dejaba que ellas se apañaran con el panel de botones, saqué de mí bolsillo las cincuenta libras que tenía. Le intenté convencer a Eleanor para darle la mitad de lo que había costado el taxi, pero su única respuesta fue qué la próxima vez, que la habría, pagaría yo.
En el salón solo estaban tres de los chicos. Niall tenía el biberón de mi hermana entre sus brazos, durmiendo en el sofá, Liam se lanzó a abrazar a Danielle, y Eleanor se sentó encima de Louis. Yo empecé a recoger las cosas de mi hermanos, y fui a buscar dónde estaban durmiendo. Entre primero en la habitación de las dos camas, una lámpara de color blanco iluminaba el suelo de la habitación, ahí estaba Bill, y también Harry que estaba sentado en un puf, leyendo uno de los cuentos de mi hermano.
-¿Así que te gustan esos cuentos? - pregunté en un tono muy bajo.
-Más me gustas tu, preciosa.
Le sonreí, y me acerqué a la cama en la que dormía mi hermano. Siseando para que no se despertara empecé a quitarle el edredón que lo cubría.
-¿Qué haces? - dijo mirándome de reojo.
-Me voy, tengo que ir a casa, mañana tengo muchas cosas que hacer.
-Déjalo- dijo cogiéndome de la muñeca y tirando de mía para estar entre sus piernas, encima del puf -, quédate esta noche, quédate conmigo.
Sonreí y me levanté, esa mirada suya y esa sonrisa con la que me lo pidió... no me pude resistir. Volví a tapar a mi hermano, y salí de la habitación. Tenía la intención de volver, pero a parte de que quise preguntarle a los chicos si no les importaba que me quedase, también quise hacerle esperar. Aunque cuando llegué al salón solo estaba Niall, Eleanor y Danielle se estaban yendo, se acercaron a mi en cuanto me vieron y me dieron un beso en la mejilla.
-¿A donde vais? - les pregunté cerrándome el abrigo.
-A casa.
-Entonces esperadme que voy con...
-No cielo, - me dijo Danielle sonríendo - parece ser, que alguien ya te esta esperando ¿no?.
Miré hacia atrás y lo vi, dibujé un simple sonrisa, y las despedí, detrás de mí estaba Harry, apoyado en el arcón que separaba el salón del comedor, me acerqué, y le besé la mejilla.
-No haremos nada que ambos no queramos - dijo sonriéndome.
Me encaaaaanta,siguieeente por favoor! :-)
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