El típico "tenemos que hablar" que me dijo él, el día anterior, tenía que salir de mí, pero no sabía como ni de que manera tenía que sonar mi voz. No quería parecer idiota o prepotente. Quería sonar como él me lo dijo, pero me era prácticamente imposible. Él era tan dulce, y yo tan molestamente imperfecta.
-Se han ido, nos han dejado solos, que raro - no sabía como reaccionar a su preciosa sonrisa.
-¿Qui...quie...quieres tostadas? - me costaba gesticular las palabras.
-Claro, tenemos todo el día para nosotros, tenemos que aclarar cositas, ¿no crees?
Y ahí estaba, esa perfecta insinuación del "tenemos que hablar", que a mi, particularmente no me salía, solo me quede aún más blanca y sin saber que decir.
-Si - solté y me di media vuelta para seguir preparando el desayuno -, de eso quería hablar contigo.
-Podemos hablar luego, ahora quiero desayunar en paz - pensé que me estaba echando -, contigo.
"Genial - pensé- ahora mis mejillas le mostrarán lo nerviosa que estoy, y mis ganas de estar con él" Después de sonreír tontamente a sus espaldas, me quedé helada pensando en que explicación iba a darle, con respecto a mi "que asco", no le iba a explicar que sentí unos celos repentinos por Eleanor, a parte de arruinarme a mí, lo arruinaría a él. Y no me gustaría que se sintiese mal, no por mi, y seguro que se lo contaría a Harry, están la mayoría del tiempo juntos, en algún momento lo podría soltar, y mi feliz vida se acabaría hasta el punto de perderlos.
Llevé dos tazas del chocolate al comedor, donde esta él, viendo una revista muy rosa para que la lea él. Empecé a soltar una que otra carcajada al ver esa escena, él solo alzó la mirada hacia a mi, y volvió a tentarme con su sonrisa, de inmediato di media vuelta y fui en busca de lo que faltaba para desayunar. ¿Cómo disimular lo nerviosa que estaba? Había pasado bastante tiempo desde que les conocí, y en ningún momento había sentido algún síntoma de vergüenza, ¿que me pasaba? ¿estaba empezando a sentir cosas mas allá de la amistad? No podía, no me lo podía permitir, no podía permitirme perderlos. No por un simple capricho.
Sin darme cuenta ya estaba sentada delante de él, con una de las tazas entres mis manos,miraba el profundo color marrón del chocolate, en ningún momento tuve intención de levantar la mirada hacia él, mis mejillas enrojecería al instante, y no quería volver perder la cordura por su sonrisa.
-Bueno, ¿que vamos a hacer? - me tiró un trozo de tostada a la taza -, o ¿quieres ir al grano de una vez por todas?
Mis ojos se encontraron con los suyos, haciéndome sentir una completa idiota, ¿que podía hacer? esos ojos atraían mi cuerpo como si ambos fuéramos imanes, como si de alguna manera encajase con él, sin ningún perjuicio.
-Lo siento, no quería que te ofendieses anoche, no me refería a ti, cuando dije aquello. Lo siento.
-En ningún momento me ofendí - ya no estaba frente a mí, estaba al lado mío, girando mi cara con su suave mano-, sencillamente... capté la indirecta de que querías estar sola...
-No, quería que estuvieses conmigo, quería...
-Bueno, podemos compensarlo - otra vez su preciosa sonrisa - los chicos no vendrán hasta pasada la tarde, podemos compensar cada minuto de anoche, ¿no crees?
Mis sentimientos se aclararon de una vez por todas, deje mis dudas sobre Louis en un rincón bastante lejos de lo que pensaba en ese momento, sonreí y me mordí el labio, pidiendo a gritos que por segunda vez sus labios tocasen los míos. Lo deseaba a él. Sus ojos pedían lo mismo, así que sin ninguna vacilación, me acerque más a él, y él respondía con lo mismo, a escasos segundos, nuestras frentes chocaron con dulzura, con su dulzura, su nariz jugaba con la mía, y sin darnos cuenta estábamos más cerca de lo normal.
Negarnos a lo que sentíamos fue imposible, sus labios ya estaban en los mismos, compartiendo el mismo espacio, pegándonos uno al otro cada vez más. Nos pusimos de pie, y me sentó en la mesa, poniéndose entre mis piernas, haciendo que ese beso durará mucho más que cualquier otro. Haciéndonos uno entre los dos, solo con ese sentimiento que nos llevaba a juntarnos más y más. Me estaba poniendo colorada por la falta de aire, pero me dio igual, el proporcionaba todo lo que necesitaba, amor.
-Te quiero Eva - dijo entrecontadamente a causa de que seguíamos a una distancia muy corta -, nunca, nunca había conocido a alguien como tu, podría decirse que me he enamorado - su risa hizo que me tensara más.
-Ni si quiera te gusto - vacilé - no soy tu tipo - empecé a reír.
-No se si serás mi tipo, no se si me gustas, solo sé que tu me completas.
-Se han ido, nos han dejado solos, que raro - no sabía como reaccionar a su preciosa sonrisa.
-¿Qui...quie...quieres tostadas? - me costaba gesticular las palabras.
-Claro, tenemos todo el día para nosotros, tenemos que aclarar cositas, ¿no crees?
Y ahí estaba, esa perfecta insinuación del "tenemos que hablar", que a mi, particularmente no me salía, solo me quede aún más blanca y sin saber que decir.
-Si - solté y me di media vuelta para seguir preparando el desayuno -, de eso quería hablar contigo.
-Podemos hablar luego, ahora quiero desayunar en paz - pensé que me estaba echando -, contigo.
"Genial - pensé- ahora mis mejillas le mostrarán lo nerviosa que estoy, y mis ganas de estar con él" Después de sonreír tontamente a sus espaldas, me quedé helada pensando en que explicación iba a darle, con respecto a mi "que asco", no le iba a explicar que sentí unos celos repentinos por Eleanor, a parte de arruinarme a mí, lo arruinaría a él. Y no me gustaría que se sintiese mal, no por mi, y seguro que se lo contaría a Harry, están la mayoría del tiempo juntos, en algún momento lo podría soltar, y mi feliz vida se acabaría hasta el punto de perderlos.
Llevé dos tazas del chocolate al comedor, donde esta él, viendo una revista muy rosa para que la lea él. Empecé a soltar una que otra carcajada al ver esa escena, él solo alzó la mirada hacia a mi, y volvió a tentarme con su sonrisa, de inmediato di media vuelta y fui en busca de lo que faltaba para desayunar. ¿Cómo disimular lo nerviosa que estaba? Había pasado bastante tiempo desde que les conocí, y en ningún momento había sentido algún síntoma de vergüenza, ¿que me pasaba? ¿estaba empezando a sentir cosas mas allá de la amistad? No podía, no me lo podía permitir, no podía permitirme perderlos. No por un simple capricho.
Sin darme cuenta ya estaba sentada delante de él, con una de las tazas entres mis manos,miraba el profundo color marrón del chocolate, en ningún momento tuve intención de levantar la mirada hacia él, mis mejillas enrojecería al instante, y no quería volver perder la cordura por su sonrisa.
-Bueno, ¿que vamos a hacer? - me tiró un trozo de tostada a la taza -, o ¿quieres ir al grano de una vez por todas?
Mis ojos se encontraron con los suyos, haciéndome sentir una completa idiota, ¿que podía hacer? esos ojos atraían mi cuerpo como si ambos fuéramos imanes, como si de alguna manera encajase con él, sin ningún perjuicio.
-Lo siento, no quería que te ofendieses anoche, no me refería a ti, cuando dije aquello. Lo siento.
-En ningún momento me ofendí - ya no estaba frente a mí, estaba al lado mío, girando mi cara con su suave mano-, sencillamente... capté la indirecta de que querías estar sola...
-No, quería que estuvieses conmigo, quería...
-Bueno, podemos compensarlo - otra vez su preciosa sonrisa - los chicos no vendrán hasta pasada la tarde, podemos compensar cada minuto de anoche, ¿no crees?
Mis sentimientos se aclararon de una vez por todas, deje mis dudas sobre Louis en un rincón bastante lejos de lo que pensaba en ese momento, sonreí y me mordí el labio, pidiendo a gritos que por segunda vez sus labios tocasen los míos. Lo deseaba a él. Sus ojos pedían lo mismo, así que sin ninguna vacilación, me acerque más a él, y él respondía con lo mismo, a escasos segundos, nuestras frentes chocaron con dulzura, con su dulzura, su nariz jugaba con la mía, y sin darnos cuenta estábamos más cerca de lo normal.
Negarnos a lo que sentíamos fue imposible, sus labios ya estaban en los mismos, compartiendo el mismo espacio, pegándonos uno al otro cada vez más. Nos pusimos de pie, y me sentó en la mesa, poniéndose entre mis piernas, haciendo que ese beso durará mucho más que cualquier otro. Haciéndonos uno entre los dos, solo con ese sentimiento que nos llevaba a juntarnos más y más. Me estaba poniendo colorada por la falta de aire, pero me dio igual, el proporcionaba todo lo que necesitaba, amor.
-Te quiero Eva - dijo entrecontadamente a causa de que seguíamos a una distancia muy corta -, nunca, nunca había conocido a alguien como tu, podría decirse que me he enamorado - su risa hizo que me tensara más.
-Ni si quiera te gusto - vacilé - no soy tu tipo - empecé a reír.
-No se si serás mi tipo, no se si me gustas, solo sé que tu me completas.
Me encanta!!!
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