domingo, 2 de septiembre de 2012

Capitulo 16.

¿Completar? ¿El que? Tenía millones de chicas que desearían estar con él, y se conformaba conmigo, me puse seria, porque no sabía que decirle, tenía claro que lo que había dicho era tan real como que estaba ahí mirando sus preciosos ojos. ¿Y si abría la boca y decía cualquier tontería? Me quedé callada, él solo esperaba que contestara, que reaccionara a lo que había dicho, pero ¿que era lo correcto? No podía comparar ese momento con lo que me pasó con Mike, eso era diferente.
-Yo...yo - balbuceé - no se que decirte.
-No sientes lo mismo, ¿es eso?
-¡No! Harry, esto es más complicado, no soy de tener relaciones serias, sabes las prioridades que tengo, sabes que soy como una señora, como una madre, no me podría permitir tener una relación, y menos contigo, no porque no te quiera, no porque no te deseé - seguíamos frente a frente -, sencillamente porque no me lo puedo permitir.
-¿Por tus hermanos? No seré un estorbo, lo prometo - el aire dejo de estar cargado cuando empezó a sonreír.
-No es solo por eso, tu te mereces algo mejor que yo, lo sabes.
-Lo podemos intentar.
-¿Para que? ¿Para que uno de los dos salga peor que el otro? - la idea de "intentar" no me atraía nada - Ya me ha pasado, y la mal parada soy yo, siempre.
-No conmigo, no se con quien te habrá pasado eso, pero no te pasara conmigo - me acariciaba la mejilla, yo solo cerré los ojos suavemente -, con intentar - susurró - me refiero a aprovechar, aunque sea poco, el estar juntos, el estar contigo.
Abrí los ojos, seguía ahí, mirándome como nadie me había mirado, sonriéndome. Lo imité, imité su sonrisa y me acerqué más a él, para volver a sentirlo, para volver a sentirme... completa.

Durante todo el día los chicos no aparecieron, algo que me gustó porque estuve todo el tiempo con Harry, ni  el ni yo eramos capaces de separarnos del otro. Le conté que mi hermano tenía piojos y empezó a reír, y a mirarme la cabeza por si yo también los tenía. Los besos fluían de las risas, de las miradas, de todo en general. Fue perfecto.
Nunca me había sentido tan especialmente querida, no por un chico. Esa mirada de amor que me decía que no me estaba confundiendo ni cometiendo ningún erro al estar con él. El paraíso no era nada comparado con estar con él, casi sin ningún milímetro de separación.
Para dejar de estar tan melosos, le dije que iba a ducharme y él quiso ir conmigo, pero le deje fuera del baño, cuando salí el ya estaba duchado y cambiado para salir, me dijo de dar una vuelta, así que no me negué.
-¿A donde han ido? - dije cuando me estaba cambiando - Son ya las siete de la tarde, ¿no van a cenar aquí?
-Mmmm, cenar van a cenar aquí, pero la hora no es exacta.
Me estaba poniendo unos pantalones de pana de color marrón y una camiseta de manga larga color crema, él solo me observaba sentado en el puf que había en la habitación de las zanahorias. No me daba vergüenza desvestirme delante de él, a parte lo hice poco a poco, no del tirón.
-¿Voy bien? -dije alisando la camiseta a mi cintura
-¿Me lo preguntas o lo afirmas? - se levando y me cogió por la cintura atrayéndome hacia él.
-Te lo pregunto - dije nerviosa
Me perdía en su mirada, ¿quien no?, 'Es tan perfecto' pensé.
Nos perdimos en otro largo beso, empezó a poner sus brazos más pegado a mi cuerpo, me besaba por el cuello, yo solo me aferré a él mas fuerte. Me alzó poniendo sus manos en mis muslos y mis piernas rodeando su cuerpo, empezó otra vez a besarme, ya no era por deseo, si no por necesidad, lo necesitaba conmigo.
Sin darnos cuenta estaba sentada en el suelo, él entre mis piernas, besándome, me tumbó sobre un puf, y no podía parar las ganas de tenerle, lo deseaba, lo necesitaba.
-Estas preciosa - empecé a reír, e hice que se levantara.
-Anda, vamos, que se hará tarde.
-Podemos quedarnos si quieres, no hay nadie, las habitaciones están vacías, y las camas son cómodas - se apoyó en la pared, mirándome de arriba a abajo, y yo empecé a reír escandalosamente.
-Que indirectas más directas me mandas, ¿no? -solo movió los hombros -, esta noche dormiré contigo, ¿que mas quieres?
Eso hizo que sonriera, y salimos de la casa cogidos de la mano, y por mi parte, deseaba que llegase esa noche, para poder sentirlo aún más cerca.

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